Querido Pepe: Hoy te escribo a ti ,en este periódico de ésta tu ciudad, en la que tanto reivindicaste por las asociaciones de vecinos. En la calle, en la radio, en la tele, en escritos, en prensa…
A ti, Pepe, que te nos marchas y pocos se han enterado, te escribo hoy para presentar mi más sentido pésame.
En numerosas ocasiones me decías que me cuidara, que no me tomase todo tan a pecho y que lo primero la salud. No me olvidaré…
¿Quién iba a decir que la sombra de la guadaña se echaba sobre ti y te segaría en breve, mientras yo me recuperaba…? Que vueltas da la vida, Pepe…
Fuiste hombre carismático, afable y en ocasiones hasta gruñón. Con sus más y sus menos,con sus contrariedades, cayendo bien a veces, siendo un piedra en el zapato en otras y en otras dándole dolor de cabeza a más de algún político.
Tuviste la suerte de tener a tu lado a tu compañera Lourdes,una gran mujer, que supo luchar en silencio a tu lado, las vicisitudes de tu enfermedad, y no dejarte en ningún momento: cuidándote, acompañándote y disimulando lo que ella en su silencio sabía de desenlace. Sufriendo, viendo como cada día te apagabas más y más… Tuvo que sacar fuerzas de donde no tenía, para estar contigo pendiente en todo momento a ti.
Nos dejaste marca en las asociaciones vecinales de una ciudad como Antequera que te supo adoptar como hijo suyo. Supiste torear situaciones entre unos y otros y llegar a ser una voz asidua en la radio de reivindicaciones de los barrios y vecindades de la ciudad y de sus anejos.
(…)
Por mi parte me quedaré con lo bueno de ti. A pesar de nuestras contrariedades por las distintas maneras de pensar sobre muchos temas y en otras coincidíamos. Me quedo con tus consejos que solían ser de agradecer, con tu fuerza e ímpetu para seguir siempre adelante y cómo no, con el cariño y preocupación que me demostraste cuando la vida me pasaba una mala jugada.
Un beso, Pepe, y allá donde estés, tengas paz y sosiego.Que Dios te tenga en tu gloria.