Además de los tres monumentos megalíticos, el sitio incluido en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco está formado por dos parajes naturales, la Peña y el Torcal. La forma antropomórfica que es la primera y el increíble universo onírico que constituye el segundo hacen que, desde cualquier punto de vista, se entienda que por sí mismos sean también portadores de valores absolutamente excepcionales.
Sin embargo, el conjunto, en la inscripción en la Unesco, consta como de naturaleza exclusivamente cultural: Las dos fascinantes conformaciones naturales son tratadas más como fondo paisajístico que como bienes con valor excepcional en sí mismos.
Los antequeranos debemos concienciarnos de que, independientemente de la clasificación administrativa, nuestro bien inscrito en la Lista es tanto cultural como natural porque, tanto los Dólmenes y el Tholos como los dos parajes naturales, poseen valores por sí mismos y, a la vez, forman un conjunto indisoluble que, a mi entender, debiera haber clasificado el bien como mixto, es decir, cultural y natural a la vez.
Entendiéndolos así, como realmente son, nuestro conjunto forma parte de un selectísimo grupo de bienes Patrimonio Mundial, pues sólo existen 35 en todo nuestro planeta, uno por cada doscientos millones de habitantes. Y, en Antequera, tenemos el número 36. Nuestro conjunto es, pues, verdaderamente excepcional incluso en la exclusiva Lista.