Se celebra mañana, primer domingo de mayo el Día de la Madre. Son nuestras madres esos maravillosos seres dotados de una envidiable capacidad de ternura, protección, entrega y abnegación difícil de igualar.
Parece ser que la primera celebración de la que se tiene constancia proviene del antiguo Egipto, donde se honraba a la gran diosa Isis, “fuerza de la fecundidad, del nacimiento y de la naturaleza”. Los griegos homenajeaban a Rhea, madre de Zeus, Hades y Poseidon y diosa madre de la fertilidad y por añadidura, de la tierra.
Según parece ya desde el siglo XVII en España, la Iglesia promueve el 8 de diciembre como la jornada dedicada a honrar a nuestras madres coincidiendo con el de la Inmaculada Concepción y cambiándolo en el año 1965 al primer domingo de mayo por ser el mes dedicado en exclusividad a la Virgen María.
Paradójicamente, el empresario creador de Galería Preciados Pepín Fernández tras un viaje a Cuba, atisbó como idea de éxito promover también aquí una jornada dedicada a las madres con las obvias ventajas del aumento en las ventas.
Tenía los precedentes de lo que ya se hacía en EEUU desde 1907 cuando la emprendedora Ann Jarvis luchara por instaurar allí un día dedicado a todas las progenitoras. También aquí paulatinamente empezó a tener un carácter más comercial que religioso, no en vano eran los años en los que España empezaba a abrirse al mundo.
Los que tenemos la suerte de conservar aún a nuestra madre sabemos que tenemos un gran tesoro cuyo valor siempre se incrementa proporcionalmente a los años que cumplen y a tanto ejemplo recibido.
Decía el escritor alemán Johan Paul Richter que “para el hombre que tuvo una buena madre, todas las mujeres son sagradas”. Fuerza y salud a todas esas madres que nos viven y el mejor de los recuerdos para aquellas que se nos fueron…