Feliz año a todos los lectores del Sol, os deseo felicidad, salud y trabajo, de forma especial a la familia del Sol, mi apoyo y mis mejores deseos para este año 2017. Llegado el triste acontecimiento de la pérdida insustituible del alma de éste periódico, fueron muchas las personas desde diferentes prismas y puntos de vista que quisieron dedicar su oportuno homenaje a quien ha sido el alma de éste periódico.
En mi caso, desde mi particular punto de vista de un colaborador, que la verdad recibe mucho más de lo que aporta, que cuando en el año 2002 a finales, termina sus estudios muy temeroso y con muchas dudas, me acerco al periódico para escribir, y con toda sinceridad, intentar hacerme conocer en mi tierra no como Manolo el de Cáritas sino como Manolo el Graduado Social, mi vocación y mi labor, me encuentro con una mano cercana y un bienvenido de Ángel Guerrero, que con un simple apretón de manos, me alivia y me hace sentir parte del Sol de Antequera.
Cuántas veces he acudido al periódico para ver cuando tenía que escribir unas líneas o cuando mandaba el artículo, y allí estaba Ángel Guerrero, escribiendo en su ordenador junto al resto de los compañeros, o lo que más me llamaba la atención, con un bolígrafo rojo, corrigiendo erratas o faltas del papel.
Por eso decía y digo, que aunque Curro es quien está tirando del carro, junto al resto del equipo, Ángel era el alma de ese periódico. Y resulta que aún hoy su legado, su forma de ver el periodismo, su estilo propio, persiste en este semanario, persiste porque el estilo propio, su sello propio está impregnado en quienes después de su marcha, continúan semanalmente escribiendo sus líneas.
No puedo empezar el año en mi columna sino recordando a su director Ángel Guerrero, animando a su familia, a que tenga la fe de que la muerte no es el final y que el verdadero símbolo del periódico va más allá de la muerte, y que el decano de la prensa malagueña seguirá con el estilo particular y propio de su director.