El 1 de noviembre de 1755, festividad de Todos los Santos, asistimos a uno de los terremotos de mayor importancia en la Península Ibérica. Su epicentro se sitúa en Lisboa, pero extendiendo su radio de acción a numerosos puntos de la geografía peninsular, provocando cuantiosas pérdidas humanas y materiales.
Ante tal situación el Gobierno, desde Madrid, necesita una valoración de los daños y verdadera situación que sufren las distintas localidades. Para ello con fecha 8 de noviembre se emite una Real Orden, dirigida a todas las localidades, con la finalidad de reunir el mayor número de datos, fiables, acerca del terremoto y sus posteriores consecuencias.
Antequera no se encuentra ajena a tal situación, por lo que su consistorio emite, con fecha 18 de noviembre una evaluación a las autoridades pertinentes narrando lo acontecido durante el día que se produjo el terremoto, haciendo una primera valoración de los daños más importantes. Este documento, depositado en el Archivo Histórico Nacional, nos muestra cómo afectó el terremoto a la ciudad.
Las valoraciones enviadas dan respuesta al cuestionario enviado desde el Gobierno para establecer una primera estimación de las consecuencias del terremoto. En cuanto a los desperfectos descritos, cabe destacar: Diferentes daños estructurales en la iglesia Colegial e iglesia San Agustín aún pendientes de una valoración más certera. Convento Madres Carmelitas Descalzas presentó mayores daños con desprendimiento de algunos arcos, daños en el coro alto y caída de parte del campanario.
En las propias sesiones del consistorio, recogidas en las actas capitulares, se describe la situación vivida el día 1 de noviembre “La ciudad que el día primero de corriente acaeció el tremendo terremoto que se ha experimentado pues duraría más de diez minutos en que se atemorizaron todas las criaturas de este Pueblo y de otros de que hay algunas noticias. Pero la misericordia de Dios ha sido tan benigna para este Pueblo que no se ha experimentado alguna desgracia aunque sí quebrantados edificios y Iglesias pero con la experiencia de que en estos días repiten algunos temblores…”.
Las autoridades municipales aluden a diferentes réplicas sucedidas en los siguientes días pero que no conllevan más daños materiales ni humanos. Pasada esta traumática situación, de la que el consistorio tienen noticias sobre cómo se ha desarrollado en otros puntos de la geografía española “…con las noticias de haber sido general hasta en la Corte de Castilla, así como lamentablemente en parte de Andalucía, Puerto de Santa María y Cádiz, con las ciudades de Sevilla, Córdoba y otras…”.
Aparte de los daños materiales causados, también hay que reparar el factor psicológico de la población debido a la angustiosa situación vivida. Por ello, en un primer momento se plantea desde el Ayuntamiento que “desde cabildo de la Santa Iglesia Colegial… hagan oraciones rogativas a Dios Nuestro Señor para suplicar su Divina Justicia…”.
Junto a estas medidas, en los días siguientes tras la vuelta a la normalidad, “se acuerda que para implorar la divina misericordia y de acción de gracias por la benignidad con que se ha mostrado en esta ciudad y sus habitantes, se preparó procesión Rogativa de la patrona Virgen de los Remedios y también acudir a su muy devota protectora la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del Rosario”.
Junto a estas procesiones también por parte del cabildo eclesiástico se prepara “para el día doce del presente celebrar en su Iglesia una misa y procesión claustral a la Santa Eufemia Patrona de la Ciudad en acción de gracias después de las rogativas hechas por el terremoto grande…El ayuntamiento acuerda asistir muy complacido a dicha Iglesia y procesión en dicha Santa Iglesia…”
La mejor noticia para la ciudad fue la vuelta a la normalidad tras la situación traumática que soportó, sobre todo, teniendo la suerte de contar con pérdidas humanas. Podemos comprobar, en el momento histórico que ocupa, la actuación de la ciudad ante este fenómeno concreto y la importancia dentro de la mentalidad colectiva de la ciudad de sus insignes imágenes, pidiendo su protección y salvaguarda.
