Me gustaría saber la historia «real» del gas-ciudad en Antequera, porque, a fin de preservar al casco histórico, recuerdo que en un principio leí en «El Sol», que el Ayuntamiento aseguraba sólo se había una especie de «cinturón», rodeando la ciudad para poder atender las zonas nuevas. Efectivamente se hizo así, pero luego nos la han ido colando y levantaron calle Infante, Lucena, Cantareros y todas las aledañas. ¿A cambio de qué? Porque es claro que la empresa de ese gas, utiliza un terreno de los antequeranos para ganar dinero, sin que sepamos que haya dado nada a cambio a la ciudad.
En cambio a los ciudadanos sí que les ha dado: unos costurones espantosos, que no sólo afean el asfalto de nuestras calles, porque los costurones citados son bien visibles, sino que o han empleado materiales malos, o no han sabido hacer la obra, porque ha originado un «escalón» que además de feo, es peligroso. Lo vi el otro día a la altura del bar del Guanchi, cuando un hombre se bajó de la acera para dejar pasar a una señora. Al poner su pie izquierdo pisó el «escalón», y se dobló el tobillo, estando a punto de caer y ser atropellado por un coche, que menos mal venía a velocidad reducida y tuvo tiempo de frenar. El «escalón» le costó a ese hombre, según me enteré al interesarme por él, un esguince de grado uno, y varios días con el pie inmovilizado. ¿Y todo por qué? Por una empresa se lucra en su beneficio a costa de la ciudad y no contenta con ello hace una obra –creo que el que encarga la obra es el responsable final de sus consecuencias— que ya ha producido varias caídas, sobre todo en personas mayores.
Gracias por publicar mi carta.
MARÍA RUIZ DE LA VEGA