martes 23 abril 2024
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Los políticos

Una buena parte de los políticos de nuestro tiempo son, según mi opinión, una amalgama de Juan sin Tierra –por su insaciable afán de recaudar impuestos, a costa de los sacrificios del pueblo– y de ciertos emperadores romanos.
 Últimamente, soy muy aficionado a comparar situaciones actuales con otras de la Antigüedad. Y observo un asombroso paralelismo entre unas y otras. Por ejemplo, cada dos por tres, me viene a la memoria aquel nefasto emperador, Nerón, cuando –sólo por el capricho de ver arder Roma, para crear su estúpida epopeya– maquinó la infamia de  cargar sobre las espaldas de los cristianos el origen del espantoso incendio. 
 
 Es un socorrido subterfugio, propio de las mentes perversas, lo de culpabilizar a los demás –como primera medida– de los delitos perpetrados por ellos mismos. Una solución muy fácil, pero muy canallesca, a la que, actualmente, se recurre con mucha frecuencia. 
 
Que hemos hecho algo mal, y no queremos reconocerlo: ¡Pues, hala, a echarle la culpa a otro! Además, no sé de nadie que, en estos tiempos, –casi apocalípticos– sea capaz de reconocer sus errores.
 Espero que el día menos pensado no nos arrojen a las fieras, como hizo Nerón, para ser devorados en el Circo. ¡Era lo que nos faltaba!  (De todas formas, este mundo de la Política tiene mucho de circo. Y hasta de carnaval. Todos lo sabemos).
 
 Otras veces, recuerdo a Calígula, cuando, en su locura, nombró Cónsul a su caballo. (Aunque no me extrañaría que aquel animal, tan agasajado, tuviera una inteligencia muy superior a la de ciertos altos cargos de ahora…).
 Y, también, –¿por qué será?–  pienso en otro emperador, llamado Cómodo, por su afición desorbitada a los espectáculos públicos, sus múltiples y costosos caprichos y, sobre todo, por la similitud de su nombre con la actitud de muchos políticos: ¡A vivir cómodos y a amasar dinero, que es lo que importa…!  Aunque nos pillen, no pasa nada.  ¡Como ni siquiera nos van a exigir devolverlo, y, encima, quedamos impunes…!
 
 Sí; a pesar de haber transcurrido tantos siglos, la oscura sombra de tan infaustos emperadores, unida a la del codicioso Juan sin Tierra, no se ha extinguido aún. 
 
 Y lo más trágico es que su imborrable rastro sigue manipulando, a su antojo, nuestras pobres vidas…
                                   
JOAQUÍN VERGARA PALOMINO
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