Señor director: Me dirijo a usted para exponer un hecho gravísimo, que, por desgracia, está ocurriendo en pleno centro de Antequera.
Es evidente, sobre todo, por la infinidad de llamadas que nos vemos obligados a hacer a la Policía Local, que los sufridos vecinos de La Calzada y calles próximas, Obispo, Barrero, callejón del mismo nombre… llevamos mucho tiempo sin poder descansar las noches de los fines de semana, y sin que, al parecer, nadie mueva un dedo para evitarlo.
Yo soy, desgraciadamente, uno más entre las muchas «víctimas». Hay que vivir en esta zona –si se cuenta, no se cree– para saber los decibelios que llegan a alcanzar los gritos desaforados, las palabras malsonantes, las canciones de los borrachos a altas horas de la madrugada… A lo que hay que añadir el consumo de alcohol en plena calle, y, para colmo, las radios de los coches al máximo volumen.
En concreto, algunas noches de la pasada Semana Santa se han rebasado todos los límites, cuando no han cesado el estridente griterío ni la música atronadora hasta pasadas las seis y media de la madrugada.
¿Qué se puede esperar de esta alarmante situación? ¿Que cualquier noche ocurra una desgracia irreparable?
Tan sólo reclamamos – y me permito hablar en nombre de la mayoría de los habitantes de estas calles – el derecho al descanso.
Es lo menos que podemos pedir…