La prehistoria es, desde hace unas semanas, más actual que nunca. Los Dólmenes de Antequera y la campaña que está llevando a cabo el Ayuntamiento de la ciudad ha conseguido aunar esfuerzos para tener de una vez por todas el tan deseado título de Patrimonio Mundial por la UNESCO, lo que nos situaría en un lugar privilegiado del mapa, aún más que ahora.
La campaña, que comenzó hace apenas unas semanas, está logrando mayor repercusión de la que se esperaba con un gesto que se ha vuelto “viral” y con el que todos (véase mi fotografía justo debajo de esta columna) mostramos nuestro apoyo al Sitio de Los Dólmenes.
Efecto Mariposa, Los Morancos, Pastora Soler, Antonio Montiel, ¡incluso desde el Congreso!, nos están dando ese empujoncito que necesitamos para alcanzar esa cima tan deseada.
Y ahora, tras el éxito indudable de la campaña, vamos a pararnos a pensar. Los Dólmenes no son sólo candidatas a la UNESCO. Los Dólmenes son y están siempre. Quizá sea el momento de repensar en ellos cuando todo esto acabe, seamos o no Patrimonio. Debemos acordarnos y querer tanto a estas construcciones como lo estamos haciendo ahora.
Los Dólmenes son nuestros y hay que cuidarlos siempre, no sólo para que el señor de la UNESCO vea bonito el lugar.
Por ello, esta campaña debe servir para apoyar a nuestra prehistoria, pero también para preservarla y cuidarla. No todo el mundo guarda tantos tesoros como tenemos nosotros en nuestra ciudad. Apoyar a Los Dólmenes debe ser respetar su pasado y cuidar su presente. Hagámoslo.