Hoy quiero hablaros de una visita muy especial que realicé hace ya varios meses. Me refiero al Museo de Málaga, situado en un enclave maravilloso –Málaga en sí es una ciudad maravillosa– y que recomiendo visitar sí o sí si se acercan a la Costa del Sol. Ahora bien, tómense su tiempo, no es un museo para visitar con prisas.
Comencemos por el principio. El Museo de Málaga, en el restaurado edificio de la Aduana, ha sido históricamente un reclamo de los malagueños que consiguió abrir sus puertas formalmente el 12 de diciembre de 2016 tras más de 10 años de proyectos de rehabilitación, restauración de sus colecciones y adecuación museográfica.
¿Qué podemos encontrar allí? Sin duda, un gran espectro de nuestra cultura, dividida en dos secciones con piezas arqueológicos y obras artísticas, donde se halla una gran colección del Museo de Bellas Artes que la ciudad malacitana un día tuvo.
En la sección de Arqueología podemos encontrar restos de nuestro pasado más lejano, desde el siglo VIII a. C. hasta el Medievo. Obviamente, mencionar especialmente las piezas expuestas encontradas en nuestra Comarca, además de un espacio dedicado a nuestros Dólmenes de Antequera y su función templos prehistóricos.
Por su parte, la sección de Bellas Artes se configura con obras de la Academia de Bellas Artes de San Telmo, donaciones particulares y los depósitos realizados por el Museo del Prado y el Museo Reina Sofía.
En total, unas 2.000 obras que incluyen lienzos y esculturas de Murillo, Antonio del Castillo, Alonso Cano, Pedro de Mena, Enrique Simonet o Zurbarán. Una exquisita colección de obras entre las que destaca “¡Y tenía Corazón! Anatomía del Corazón”, de Simonet, con grandes contrastes lumínicos dentro de una pintura que trata con crudeza la autopsia que realiza un forense.
Si visitan el Museo de Málaga quedarán fascinados, no solo por el “contenido”, también por el “continente”. Su sede, un edificio majestuoso de estilo neoclásico, nos deja entrever que lo que se esconde entre sus paredes no es un museo más. Es el Museo de Málaga y, también, un poquito nuestro.