viernes 29 marzo 2024
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Un poco de silencio, por favor

Hola a todos. Nos encontramos un día más confinados en nuestras casas debido a una pandemia que nos tiene a todos un poco desorientados. Nos pasamos los días encerrados en casa sin poder salir a la calle salvo para contadas situaciones. Hoy es de esos días en los que yo no voy a salir y me voy a quedar en casa disfrutando de esas pequeñas cosas que tenemos a nuestro alrededor y que no nos damos cuenta hasta que nos paramos a reflexionar.

Una de esas cosas es el silencio. Pero no un silencio mudo. Me asomo a la ventana y soy capaz de oír el canto de los pájaros que nos rodean y que nunca nos paramos a escuchar porque no tenemos tiempo para esas tonterías propias de romanticones. Incluso escucho el zumbido de las abejas que este año deben estar pensando que nos habremos vuelto locos y van a conseguir una polinización sin precedentes.

Me gusta este silencio, en el que puedo oír los aplausos diarios a todos los que con su trabajo nos permiten mantener el país en marcha. Lento, pero en marcha. Gente anónima que se siente identificada cada día en esos aplausos. Gente que de forma callada hace su trabajo anteponiéndolo incluso a su salud.

Quiero mantener este silencio todos los días del año para poder escuchar a los que me rodean y poder echar una mano a quien lo necesite o a quien lo esté pidiendo desde hace mucho tiempo, pero no tenemos tiempo de escucharlo.

Ojalá este silencio dure mucho tiempo. El planeta nos lo agradecerá y lo hará como siempre lo ha hecho. Con un mes de enero en el que el sol sale tarde y se pone presto, con febrerillo el loco, con marzo sin las veletas quietas, con aguas mil en abril, con el sayo puesto hasta el cuarenta de mayo, con un junio soleado y brillante para estar de buen talante, con melones dulces en julio, con el mosto haciéndose en agosto, con septiembre caluroso a final de mes, con octubre cubriendo de hojas el campo, con un invierno de verdad entre los Santos y Navidad y con un diciembre en el que hasta el más valiente tiemble.

Silencio, por favor. Escucha todo lo que suena a tu alrededor y nunca te paras a escucharlo. Disfrútalo y no lo olvides cuando acaben estos días. Escucha lo que nos está diciendo la naturaleza, lo que nos piden nuestros niños y nuestros mayores. Escuchémonos, en fin, todos. Dejemos que el silencio nos enseñe a escuchar las voces de nuestras almas.

Y, por cierto, no dejéis de lavaros mucho las manos.

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