Quién lo diría. Las fiestas de Navidad llegan a su fin. Pero no hay que perder el ánimo, aún queda lo más importante, la noche de Reyes, donde los deseos se hacen realidad, o eso dicen.
Mientras tanto, vuelve la rutina del día a día, vuelven los ajetreos, los madrugones, la dieta que se ha prometido cumplir, el maldito estrés…
Y vuelven las ilusiones. La ilusión de volver a empezar, de emprender ese proyecto que dejó aparcado en el pasado, en definitiva, de cumplir deseos.
Quizá sea un buen momento, en este comienzo de año, para volver a retomar la ilusión por encontrar trabajo o, por qué no, por crear su propio negocio.
La ilusión, en definitiva, por dejar atrás la maldita palabra “crisis”, que tanto llevamos escuchando desde hace años, y caminar hacia algo nuevo que consiga hacerle feliz.
Quizá sea un buen momento para volver a leer ese libro que le marcó en la juventud y le acompañó durante su vida, o para ver esa película de aquél joven que le enamoró.
Descubrir las historias que nunca le han contado, sorprenderse con lo que le rodea. Quién sabe, quizá el 2015 signifique un punto y final en algunas cosas y el comienzo de otras que jamás se habría imaginado. Porque “para seguir adelante, siempre tenemos que dejar algo atrás”, dice un buen amigo mío con toda la razón del mundo.
Desde estas líneas, deseo que ojalá se cumplan todos los deseos que ha imaginado leyendo esta columna y que dentro de 365 días pueda decir que aquél proyecto y aquella ilusión que tanto quería, se pudo cumplir. Feliz 2015.
