viernes 22 noviembre 2024
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Vida y obras de San Sebastián

Aunque sea requerida desde muchos sectores diversos, poca crítica arquitectónica fundamentada, desinteresada y constructiva suelo encontrar sobre los proyectos y obras en nuestra ciudad. La madurez cultural de cualquier colectivo, entiendo yo, se refleja en la capacidad de crítica sana, asertiva y proactiva. Miles de comentarios se hacen estos días sobre la actuación prevista en la Plaza San Sebastián a partir de las seis infografías que se han hecho públicas. Sobre esta escueta información, cuando me preguntáis los amigos, siempre respondo igual: Como con los santos, lo importante en los proyectos de arquitectura no es dónde empiecen sino dónde acaben.
 
San Sebastián es una plaza prácticamente cuadrada (34 x 35 metros aproximados), con dos lados muy definidos (el de la Iglesia y el enfrentado) y con otros dos, completamente desdibujados (en uno acometen dos calles y en el opuesto, cuatro). Su disposición actual es centralizada, acentuada y protagonizada por la fuente, alrededor de la cual gira todo el tráfico. Además, posee un pendiente considerable, situándose la fachada de la Iglesia en la cota más baja de toda la superficie.
 
En términos generales, la propuesta es fuerte y muy propositiva, siendo algunos aspectos aciertos innegables: La concepción de la plaza como un plano continuo accesible, el protagonismo absoluto del peatón (ciudadano) y el uso activo de la vegetación son complejos requerimientos completamente plausibles.
 
Más discutible, pero respetable y comprensible, es el cambio propuesto de plaza centralizada (alegoría del centro de la ciudad… y de la región) a una plaza-salón en el que la fuente pasa de ser el elemento protagónico epicéntrico a ser, simplemente, un elemento más, casi “dejado caer”. E igualmente, a partir de las imágenes no queda claro qué estrategia busca para Antequera: si la ciudad patrimonial, única e histórica, o bien, la ciudad moderna, deslumbrante y global, como la Plaza Fernández Viagas. Se trata de una fortísima (¿y arriesgada?) propuesta.
 
Con la duda pues, sobre estos cambios en la concepción de la plaza, las imágenes también dejan entrever aspectos que vale la pena repensar y cuidar con mayor detalle. El primero, el hecho de rodear la fuente con vegetación, pues parece una solución demasiado tosca para disimular el raro encuentro entre un pavimento en pendiente y la fuente. Desde luego, no es mala idea, pero no parece muy adecuada, por extraña, rodeando a este elemento histórico. El segundo, los juegos arbitrarios e injustificados del pavimento que generan llamativos e innecesarios cuadrados, atrayendo la mirada y siendo ajenos al resto de organización espacial de la plaza. El tercero, el uso de jardineras como elemento de organización de tráfico y acotación del espacio ya que, por mucho que las hayamos usado en nuestra ciudad, parece que esta ocasión merece una solución algo más sofisticada.
 
El cuarto, la vegetación ni parece demasiado acorde con el entorno ni muy intencionada en su situación: La fachada de la Iglesia no queda potenciada y tampoco se entiende muy bien si ordenan o rellenan el espacio. Y el quinto, el umbráculo alineado con calle Estepa, de modo que hace una parte de la plaza aún más independiente, impide la comprensión de los edificios y plantea dudas sobre su utilidad en una zona abierta sólo al sol del este.
 
Si bien las imágenes infográficas ofrecen una visualización clara y directa, adolecen de no mostrar otros factores también imprescindibles en la arquitectura. La calidad de los materiales empleados, su corrección e idoneidad y su detalle en la colocación son completamente determinantes en el éxito del resultado final. Probablemente, no se plantea un cambio cromático tan acusado en el pavimento, quizá exagerado a efectos de ser más perceptible en las imágenes.
A buen seguro, la propuesta irá mejorándose a medida que se siga definiendo y determinando. La reflexión sobre qué queremos hacer con nuestra ciudad es la que debe guiar las decisiones a tomar pues hablamos, sin duda, de su más íntimo y profundo corazón.
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