Nadie, que lo haya visitado, habrá dejado indiferente el belén de los hermanos de San Juan de Dios. Es un verdadero ejemplo del arte belenista, trabajado hasta el más mínimo detalle y una bella iluminación. Todo un acierto que ha dado a conocer a los habitantes antequeranos y foráneos, las espectaculares figuras napolitanas que forman parte de esa preciosa natividad.
Tuve la inmensa suerte de ejercer de voluntaria, la tarde del miercóles, y mi sorpresa iba en aumento a medida que pasaban las horas. Las primeras en visitarlo fue una asociación de mujeres de Málaga, casi todas con sus bolsas de polvorones antequeranos, al decir de ellas, que quedaron extasiadas contemplando el belén. “Creo que es mejor que el de la catedrad”, comentó una de ellas que no paraba de analizar los pequeños detalles que el juego de iluminación iba descubriendo. Una visita tras otra, un matrimonio escocés que vive en la Axarquía, entusiamado con las figuras, decían no haber conocido ningunas con tanta ornamentación.
Es “magavilloso” repetía una y otra vez. Otra pareja, asentada en Madrid, holandés él y maña ella, preguntaron lo habido y por haber. Decían que Antequera les había cautivado, alababan todo su patrimonio con una admiración indescriptible. “Tenemos que volver al Torcal a Menga y a todas estas hermosa iglesias”, mientras giraban sus cabezas a uno y otro lado para guardar en sus retinas todo el arte que estaban contemplando. Un autobús de Albacete, lo mismo, alabanzas a esta ciudad, preguntas sin parar de cuántas, iglesias, monumentos megalíticos, dónde comer, tapear, qué llevar de vuelta.
Y la que más me llamó la atención fue qué habíamos hecho para que esta ciudad fuera un referente artístico y que no podían imaginar todo lo que iban a conocer en Antequera. Vecinos, que al pasar por la puerta, la invitación del belén despertaba la curiosidad y entraban un poco tímidos al principio, para salir con una grata sensación de haber contemplado una obra hecha con mucho gusto y trabajo. Y yo salí con la grata sensación que Antequera tiene mucho que decir y ofrecer. Los hermanos de San Juan de Dios ya se habían adelantado. ¡Felicidades!