Una embolia arterial se produce cuando un coágulo que se forma en alguna parte de nuestro cuerpo viaja por el torrente sanguíneo hasta otra parte del cuerpo. El problema reside en que este coágulo, también llamado émbolo, puede interrumpir la circulación sanguínea de algún órgano o de parte del cuerpo.
Una embolia arterial puede producirse por uno o varios coágulos que bloquean el flujo sanguíneo porque físicamente van circulando hasta que se atascan en una arteria. De esta manera queda interrumpida la llegada de sangre y de oxígeno a diferentes partes del cuerpo y órganos, lo que producirá daño tisular e incluso necrosis. Una embolia arterial habitualmente se produce en las piernas o los pies, aunque realmente pude producirse en cualquier parte del cuerpo. Así por ejemplo, si se produce en el cerebro se llama accidente cerebrovascular, en cambio si ocurre en las arterias pulmonares se denomina embolia pulmonar.
Existen multitud de causas que pueden producir una embolia arterial, lógicamente enfermedades de la coagulación sanguínea, algunas de estas enfermedades pueden ser hereditarias. También otras situaciones como pueden ser traumatismos, enfermedades autoinmunes, operaciones quirúrgicas, algunos tipos de cáncer, inmovilidad corporal o incluso ciertas enfermedades cardíacas como la fibrilación auricular. Evidentemente los síntomas de una embolia arterial variarán mucho en función del tamaño del coágulo y de la parte del cuerpo afectada.
El diagnóstico parte de la sintomatología, necesita un análisis de sangre para estudiar la coagulación sanguínea y también pruebas diagnósticas como RMN, ecodopler, TAC y gammagrafía. El tratamiento incluirá medicamentos trombolíticos (etreptoquinasa), anticoagulantes (heparina) y antiagregantes plaquetarios (clopidogrel). Debemos de tener muy claro que una embolia arterial si no se trata a tiempo puede producir daños irreversibles o incluso la muerte. Hoy para terminar agradezco la compresión y el apoyo del ser amado, algo fundamental para poder afrontar la lucha diaria.
