jueves 21 noviembre 2024
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Migración: asignatura pendiente

En los albores del curso político el panorama que nos deja el estío del 2024 es desolador si nuestra mirada deja de ser cortoplacista: en algo menos de medio siglo los europeos más meridionales pondrán las miradas en latitudes más septentrionales. Pero es aterrador este verano si nos acercamos a Castillejos, Ceuta Melilla y nos paramos un buen rato en el archipiélago canario. Allí se cuentan por miles los que sueñan con pisar las puertas de España para buscar un mundo mejor y que mueren a diario sin que su sueño se haga realidad.
Las agendas políticas (enfrascadas en otras cosas de menor calado) deberían tener desde ya la planificación para erradicar la inmigración ilegal, pero sobre todo para no ahorrar esfuerzos en las políticas de inversión económica e industrial que permitan echar a andar la maquinaria. Y es algo más que serio y que no podemos dejar año tras año en la misma casilla de salida.

El colonialismo para con África dejó el continente en manos de ingleses, franceses, italianos, españoles y alemanes… en manos de los más poderosos que se afanaban por la supremacía de la economía en el marco de la segunda revolución industrial. El reparto de África engordó los estómagos de los europeos y dejó aún más pobres las arcas del continente en el que milenios atrás fue el escenario de la supervivencia de los homínidos.
La prehistoria obligó a deambular a aquellos ante la presión de la climatología y la escasez de alimentos. El control del agua acabó con el nomadismo porque se hizo posible el desarrollo de la agricultura, la producción y consecuentemente el proceso de sedentarización. El colonialismo, de otra forma, sobre todo a largo plazo, bien podría haber establecido las bases de un equilibrio económico para todo el planeta Tierra. No fueron por ahí los tiros y hoy, en nuestros días, se siguen recogiendo los frutos de cuanto sembramos. El grupo del G 7 mucho me temo que aproveche alguno de sus foros para llegar a acuerdos que apuesten por acabar con ese subdesarrollo africano que ha sido el granero para seguir engordando al resto de Europa y el mundo.

Las numerosas charlas y debates televisivos solo sirven para seguir alargando el problema que no se resolverá sino no actúan quienes tiene competencia en ello. Estos migrantes que ahora Europa no sabe como distribuir serán (como ya lo están siendo en Huelva o Almería) la mano de obra que en lugar de mecer la cuna y llenar las arcas del Estado salvará a la hoy Europa ausente de la falta de mano de obra joven.

Mientras tanto las campañas y las ayudas de las numerosas fundaciones y organizaciones no gubernamentales (que no falten) sirven únicamente para paliar de forma singular el gran desastre el continente africano, pero no se ataja nunca el verdadero problema de la inmigración. ¡El drama continúa!

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