Este jueves saltó la noticia. “El ministro de Transportes anuncia que se retomará el anillo ferroviario de pruebas en Antequera”. Así lo titulaba Ignacio Lillo en Diario SUR, el periódico que organizó un acto con el ministro de Transportes, Óscar Puente, que “ha anunciado por sorpresa en el foro organizado por SUR que su cartera retoma el proyecto del circuito de pruebas para homologar trenes en Antequera”, sigue el rotativo de la capital.
En febrero de 2011, el Gobierno de España anunciaba que “Antequera se va a convertir en el lugar donde se desarrolle el mayor anillo ferroviario del mundo, gracias a la inversión de 344,45 millones de euros por parte del Gobierno de España, que crearán 7.000 puestos de trabajo”, según anunciaron el 18 de febrero, los ministros de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, y de Fomento, José Blanco, en la presentación en la Estación de AVE de Antequera-Santa Ana.
Garmendia destacó que “el futuro anillo ferroviario permitirá realizar procesos de homologación, certificación y desarrollo de I+D+i ferroviaria”. Por su parte, Blanco apuntaba que “este proyecto impulsará el desarrollo del tejido económico y empresarial en la región, con la creación prevista de 7.000 empleos”. Fue una bomba informativa que llevó a meses y años de hablar de este proyecto que se tomó con un gran proyecto o como el eje de la campaña del PSOE para que Rosa Torres fuera alcaldesa de Antequera.
El proyecto construiría de inmediato “dos anillos: uno de 55 kilómetros y otro de 20. Son como dos circunferencias donde se probarán las tecnologías de la alta velocidad ferroviaria, alcanzando los 520 kilómetros por hora. Éstas vías tendrán su central de investigación en el Parque Tecnológico de Andalucía en Málaga”. ADIF pretendía con esta inversión posicionar el sector español, a la vanguardia tecnológica europea y mundial del sector del tren de alta velocidad.
Llegaron las elecciones: Barón ganó a Torres y la historia cambió. Los agricultores protestaron al entender que amenazaba a la vega antequerana. Y desde ahí hay varios años en los que la Junta de Andalucía y el Gobierno de España se posicionan con nuevos anuncios, incluso se construyen unas naves y vías del anillo, pero se quedó en un proyecto parado. En 2013, la ministra Pastor anunciaba que las obras del Anillo Ferroviario de Antequera “comenzarán antes de este verano”. Y en 2016, la Comisión Europea obliga a España a devolver las ayudas para la construcción del anillo ferroviario.
Y ahora, nueve años después, el ministro Óscar Puente sorprende en Málaga: resucita este proyecto en una semana donde PP y PSOE agudizan una guerra sobre el arreglo de la A-7282, la carretera de entrada a la ciudad desde la autovía de Málaga y Granada. Todo proyecto grande y que traiga inversión y empleo, es bien recibido. Pero para empezar, le pediríamos al ministro que arregle la carretera en cuestión y que la ceda a la Junta de Andalucía. Pero sobre todo y más importante, que antes de esa fuerte inversión, que mejore los trenes que vienen y van a Antequera. Que Málaga y Antequera deben de estar unidos con más trenes, mejor calidad y más variedad.
¿Para qué queremos un anillo ferroviario si estudiantes, trabajadores, enfermos o turistas no tienen una flota diaria que conecte con la capital de la Costa del Sol? Para nada nos sirve un anillo si no hay un anillo de trenes en condiciones y con puntualidad.