Todo anda muy medido, pensado y sopesado con poco margen de error cuando se refiere a lo económico, pero aún así se pudo gozar de la fiesta de carnaval. Me parece acertada su ubicación en la Alameda porque pudo disfrutar todo el que quiso de las ventajas que esta vía principal nos ofrece. Creo que es justo destacar la petición que desde el Consistorio llegó a bares y restaurantes de la zona para que se sumaran a la fiesta y se esforzaran por hacer una representación carnavalesca; se consiguió, como todo, con trabajo e imaginación.
Pero he oído opiniones, que lejos de ser negativas plantean algunas ideas que debieran ser tenidas en cuenta en próximas ediciones. Como todo el mundo sabe se comenzó a las cinco de la tarde y un buen día de sol que le plante cara al frío invernal, es bien acogido para disfrutarlo en la calle. Se podía hacer como en Feria, desde el mediodía, de esta manera todos salían ganando y los establecimientos aumentarían sus beneficios, ofreciendo variedad de opciones para pequeños y mayores.
El pregonero lo pasó en grande bien metido en su papel y derramando su sentir chirigotero. Y el concurso, como casi todo, puede ser mejorado hizo las delicias de mayores y pequeños.
Las cosas van cambiando, unas con más rapidez y otras de manera apenas perceptible, pero en ambos casos dirigidas a un mayor aprovechamiento del capital humano y de los recursos disponibles. Se piensa cada decisión que hay que tomar y cada paso que hay que seguir. No hay tiempo de improvisaciones y desbarajustes, éstos deben quedar como reliquias de un pasado nada edificante. Pero desgraciadamente todavía hay que tenerlos en cuenta durante mucho tiempo.
