lunes 6 mayo 2024
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Licinia Logas, la mujer empresaria que fue propietaria de la villa romana de Antequera

Además de Acilia Plecusa, la Antequera Romana tiene otro nombre por conocer: Licinia Logas. En nuestro recorrido por la villa con el arqueólogo Manuel Romero, le preguntamos si conocemos quién fue su propietario. Nos dio un dato muy curioso de una mujer, “Licinia Logas, de Oscua, de 35 años, que se enterró aquí”. La historia promete.

Es de momento el único nombre del que se tiene conocimiento relacionado con el lugar.
En 1962 se encontró en el entorno una lápida que desvelaba ser una de las propietarias, Licinia Logas, que nació en Oscua, la hoy Villanueva de la Concepción.

El ara funeraria se encuentra hoy en una colección privada en Sevilla. “A los sagrados dioses Manes, Licinia Logas, de Oscua, muerta a la edad 35 años, fue pía con los suyos. Aquí yace. Que la tierra no te pese”. Apenas se conocen más detalles sobre ella. Hay especialistas en epigrafía que la relacionan por su nomen (nuestro primer apellido) y por su procedencia de Oscua con Gaio Licinio Agrino (que pudo ser su marido) y con Gaio Licinio Agripino (que pudo ser su hijo) que ocuparon varias magistraturas en el municipio de Oscua.

Sí se puede afirmar que ella tuvo que formar parte de una familia pudiente por cómo es la villa. Relacionada con la elaboración del aceite de oliva que se producía y enviaba a Roma. Con este nivel de calidad del edificio, sólo el aceite, el cereal o las canteras podrían respaldar una villa de estas características.

 

La villa en sí, de las pocas que existen en España
El arqueólogo municipal participó en las primeras excavaciones arqueológicas en 1998 que hoy ven su resultado. “Su peculiaridad es su carácter suburbano. Es decir, que no quiere ser una villa que esté en mitad de la vega, agropecuaria con su parte residencial y de producción agrícola y ganadera. Y tampoco es una domus, que tiene un tamaño menor, dentro del municipio” de Antikaria, como se denominaba a la Antequera romana. “Esta villa quiere estar cerca del foro de la ciudad, del centro político y social, pero también quiere disfrutar de estar en el campo”.

Una villa de la que se conocen al menos varias estancias pavimentadas con mosaicos. Entre ellas el triclinium (comedor), corredor en rampa, el peristilo (patio con columnas), el oecus (sala de recepción), el estanque del ninfeo (zona monumental consagrada a las ninfas), cuatro cubículas (dormitorios), un atrio (patio interior), las termas (con sus ambientes: caldarium de agua caliente, tepidarium de agua templada, frigidarium de agua fría y laconicum como sauna) y el acceso al jardín.

Lo más original son los tamaños de sus mosaicos. Destaca Romero que así lo recoge Sebastián Vargas, doctor en Arqueología y experto en mosaicos romanos. “La gran galería norte tiene más de 50 metros de longitud con 6 metros de ancho. En la Bética es uno de los mosaicos geométricos de mayores dimensiones. Tiene el nudo de Salomón y presenta algo muy original, la flor de loto”, de la que tendría pasión su propietario. Esta geometría nos habla de una ejecución perfecta, marcando los diferentes espacios.

La villa conserva todas sus estancias, aunque sean sólo sus cimientos. En la visita, se han dispuesto de unas recreaciones en paneles para poder imaginar cómo tuvo que ser en su día. Uno de los espacios más destacados son los de verano, orientados hacia el norte, “con la particularidad que tiene un pequeño atrio”. “Es normal en Itálica, pero no en la provincia Ibérica. Recoge el aire, el fresco del gran patio, del peristilo, y los reparte por los dormitorios de verano”.

En el peristilo, el espacio central y lo que ordena todo presenta algo único que no hay ni en Europa ni en el Norte de África. Tiene 450 metros cuadrados con un gran estanque de 15 metros de lado, “donde flotaban cuatro islotes que a manera de isla de vegetación, estaban ornamentados por las esculturas que a su vez hacían de surtidores”.

En uno de ellos, una escultura de Eros cabalgando sobre un delfín, esculturas de Venus, del dios Pan, satirillos, un hipopótamo y Eros dormido. Divinidades y animales que formaban parte de la procesión de Baco. Y es sólo la mitad de lo excavado. El resto está bajo la carretera actual y los depósitos de aceite. Destaca también que todas se han encontrado en el sitio para el que se hicieron, lo que facilita su interpretación.

Todas las esculturas que fueron apareciendo se trasladaron al Museo de la Ciudad donde se exhiben. La primera fue la de Nero Germánico que se hizo pública en 1948 en estas páginas y la más destacada recientemente es la “Venus de Antikaria” que fue encontrada el 27 de marzo de 2001, durante la consolidación del estanque de la villa romana de la Estación.

Junto a ellas, enumerando: la representación del dios Pan, cabeza de satirillo, cabeza de divinidad, fragmento escultórico de un sátiro, actor con máscara, clípeo de un personaje barbado (filósofo o dominus), máscara de Melpómene, escultura de Eros dormido, escultura de Eros cabalgando sobre un animal acuático y un hipopótamo.

Por otro destaca el opus sectile, una cenefa de carácter vegetal con fragmentos de ladrillo donde hay una figura principal, descrita por los expertos como un calamón o focha de agua, un ave que nos recuerda a los flamencos de Fuente de Piedra. Se evidencia la importancia que tuvo el agua en esa zona y las aves que como el aceite, siguen presentes hoy en día. Este fragmento se trasladó al Museo.

Tras 26 años, ve la luz un sueño romano
Medina Galeote destaca lo importante que es invertir en iniciativas como ésta. En ella, el 1,5 por ciento cultural le devuelve a Antequera una parte oculta de su pasado. Con un presupuesto inicial de 916.847,30 euros, la obra ya está ahí. “Estamos muy felices por la puesta en valor”. Ahora, “se van a incluir una serie de elementos que amplifiquen mucho más la villa”. Hoy es “una manzana rodeada de ferrocarril y carretera, por lo que para hacerla mucho más accesible” se gestiona mejorar su acceso.

Una iniciativa dirigida también para su estudio. “Se han firmado convenios con universidades como las de Sevilla y Córdoba” con el fin que se conozca más sobre quienes habitaron en ella. Además, se muestra ilusionado con el proyecto de “vegetación que se implique con la época que estaba funcionando. Para ello vamos a trabajar en un proyecto en el que la visita se ponga en valor” y se recorra cómo tuvo que ser. Destacar que se puede visitar por dónde lo hicieron los romanos, no por medio de pasarelas.

El concejal de Patrimonio se muestra fascinado por cómo ha quedado el entorno. “Agradecer el trabajo ingente de todo el taller de Patrimonio con Ana Cebrián cuando era delegada, y de todos los técnicos, cuadrillas, que han trabajado para que sea una realidad”.
De cara a su apertura, desde el mes de diciembre se están promoviendo visitas técnicas guiadas a colectivos, expertos y estudiantes. Han sido 480 personas las que han podido recorrer el entorno.

Es la Villa Romana de la Estación, denominada así por estar próxima a la antigua estación de tren. Aunque muy bien podría llamarse la Villa de la Vega, del Aceite o de Licinia Logas. Un personaje que está llamado a ser conocido más por las generaciones de hoy. Apunten este nombre relacionado con esta villa y aprovechen la primera oportunidad que tengan para visitarla.

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