viernes 26 abril 2024
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¡Por Dios que no llueva!

El agua es la fuente de la vida. De la nuestra, del campo, de tantas cosas, sin las que no podríamos existir. Los años de sequía, son terribles para todos… Éste, está siendo una bendición, porque se llenaron las cuencas, se colmaron los pantanos y la tierra «tiene jugo», que dicen los hombres del Campo, para todo el próximo año. En «El Nacimiento de la Villa», el agua sale «por su pie», lo que es garantía de que no nos faltará agua este año en las casas… y eso que, unas veces legalmente, otras aprovechándose por las buenas, del «Nacimiento» se tira más de la cuenta… Bueno; pues desde el Domingo ¡que no llueva!, como dice un nuevo, valiosísimo y admirado colaborador en el «especial» que presentamos, D.m., esta noche y mañana estará en los quioscos y en los hogares de nuestros suscriptores. Pues eso, ¡que no llueva! Que las cofradías han gastado un pastón, –¡ojo!, creando puestos de trabajo, comprando en los establecimientos antequeranos flores, telas y reparando tantas cosas de sus enseres– en busca del lucimiento de sus titulares, pero contribuyendo a que muchos establecimientos, aparte de los citados, como los de hostelería, restaurantes y similares, se recuperen después el inviernito que nos hemos tirado. Y recordemos que los hoteles, los restaurantes, tienen muchos trabajadores empleados, consumen muchos productos alimentarios de los comercios especializados. En una palabra, las procesiones, además de su fin primordial de recordar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, avivan el comercio local y contribuyen a su mejora y revitalización. Por eso… ¡por Dios que no llueva!

 

Mientras tanto, las Cofradías organizaron multitud de actos, desde presentaciones de carteles hasta sus cultos cuaresmales, con varios Vía Crucis; al mismo tiempo, materializaban sus contribuciones a las Cáritas parroquiales, o a tendiendo directamente a necesitados que llegaban hasta ellos; sacaban a los templos los tronos, los revisaban y mejoraban, colocan sus imágenes titulares y las adornan con flores y luces, repasan túnicas y uniformes, limpian las «platas»… cumplen, en una palabra todos los trámites que preceden a la procesión.

Desde el Ayuntamiento se ha hecho un esfuerzo importante para acondicionar –y mejorar extraordinariamente en muchos casos– plazas y calles de los recorridos, con lo que aportan algo básico para que el aspecto de la ciudad destaque para nuestros visitantes de estos días tan señalados. Y hablando de ellos, muchos serán paisanos que elijen estas fechas para venir como en vacaciones, y revivir sus recuerdos de niñez y juventud aprendidos de sus mayores.

Con unas cosas y otras –por cierto que los grandes centros que atraen al Turismo permanecerán abiertos– Antequera se apresta a vivir unas fechas singulares en muchos sentidos, tanto para los creyentes como para quienes esperan estos días para superar dificultades y crisis económicas. Así que, por unas cosas u otras, ¡por Dios, que no llueva!

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