Atrás quedan tiempos de exámenes, inquietudes, falta de sueño y momentos para no olvidar con compañeros y profesores, dando un giro a sus vidas, saltando de la adolescencia a la juventud, al comienzo de la madurez, y todo, casi sin darse cuenta. Acabado el curso y tras conocer sus notas de Selectividad, una prueba que les permite el acceso a una carrera y por consiguiente, a una profesión, los jóvenes de Antequera y nuestra comarca disfrutan del verano, pero con la cabeza puesta en su elección y su esperada incursión en la Universidad que han soñado. Elegir entre las vocaciones que tienen desde pequeños, las profesiones que idolatran, el tener una trabajo que tenga buenas recompensas, no sólo económicas sino personales… Son algunas de las premisas que marcan sus decisiones.
Muchos de ellos, saben que lo conseguirán, pero otros se quedarán en el camino. Ganas no les faltan para soñar y sentirse capaces de lograrlo, de alcanzar lo deseado. La sociedad les empuja a seguir estudiando, a formarse, para que el futuro no sea tan desalentador como lo es para muchos que ahora, finalizan sus carreras y se encuentran con puertas cerradas y obstáculos que no les permiten tener un trabajo digno.
La situación, dicen que está cambiando; al menos los jóvenes tienen sueños, con pies firmes sobre la tierra y con ganas de comerse el mundo. Es un aliciente que les ayuda a levantar el vuelo y a nosotros nos anima ver, que un cambio se está gestando y viene de la mano de jóvenes formados. De nosotros depende, que tengan su espacio en el mundo y de paso, que cumplan sus sueños. (Más información en edición impresa de El Sol de Antequera del sábado 28 de junio de 2014).
