Frente a la aciaga producción audiovisual de entretenimiento de hoy en día, las plataformas digitales o nuestra particular videoteca nos permiten huir de esta especie de apocalipsis creativo televisivo. Si han seguido en algún momento mis escritos, habrán comprobado que personalmente huyo del presente nefasto para refugiarme en un pasado donde reside el talento, la creatividad y el buen gusto a la hora de tratar una historia televisiva que merezca la pena. Las fiestas pasadas de Navidad, en una agradable cena de hermandad, un buen amigo de toda la vida, nos recomendaba la serie “Colombo”. No pude hacer menos que apoyar su idea, recordando al mito televisivo de los años 70, y recordar que llevaba alguna década sin ver uno de sus capítulos. Desde aquel instante, a modo de casi ritual, no hay domingo o fiesta de guardar que merezca dos o un capítulo de este personaje creado por Richard Levinsony William Link.
La serie “Colombo” supuso una renovación del género del misterio criminal. A priori, cada capítulo comienza con la planificación y desarrollo del crimen, de tal forma que el espectador ya sabe quien es el asesino y la razón de sus intenciones. A partir de ahí, nos queda disfrutar de como el teniente Colombo, interpretado por Peter Falk, va poco a poco hilando sus cabos sueltos hasta dar con la prueba que culpa definitivamente al asesino. “Colombo” empatiza y cae simpático al espectador. Su constancia, observación, discreción… son algunos de los valores que defiende la serie, frente al orgullo, la avaricia… Cada uno de sus episodios destila buen hacer televisivo de producción y de equipo artístico. Con una calidad de realización que hoy en día está por encima de producciones actuales.
Otra de sus reconocidas características, es que en cada uno de sus episodios, los repartos artísticos son diferentes. Solo repite Peter Falk, encarnando a Colombo. De esta forma, a medida que avanzamos en el visionado de la serie, podemos disfrutar de las interpretaciones de leyendas de la televisión y la cinematografía como por ejemplo: Eddie Albert, Dom Ameche, Susan Clark, Leslie Nielsen, Roddy McDowall, Ida Lupino… “Colombo” es un producto excelente del entretenimiento. Grandes directores han dirigido cada uno de sus capítulos.
El primer capítulo de la primera temporada está dirigido por un jovencito llamado Steven Spielberg. Años antes de que se atreviese a introducir su cámara bajo las aguas de las playas de Amity Island, para filmar una de las pesadillas cinematográficas más espeluznantes de la historia, “Tiburón” (1975). Esa es otra de las grandezas de la serie. Cada capítulo tiene un estilo visual diferente, debido a los distintos directores que realizan cada capítulo.
Ver “Colombo” es como degustar un postre o una merienda en fin de semana, sin prisas, sin preocupaciones, dejándote llevar por cada uno de sus minutos. No hay prisa alguna por terminar de ver un caso, por pasar a otro capítulo… El tiempo se detiene y te hace saborear cada fotograma, cada interpretación, cada giro de guión. ¿Un consejo? Colombo le hablaría de los refranes de su mujer, muy a colación de sus pesquisas. Seguramente nos diría, atendiendo a su serie. “Mire usted… ¿sabe qué me dijo anoche mi mujer con tanta serie floja actual? Tiempo malgastado, nunca recobrado”. En fin, ya saben, “Colombo”. Apuesta segura.
