Para mí, este año también lo ha sido así. Y también lo ha sido para todos los que han caminado con Antequera, de la mano de Sevilla, hasta el Rocío, ya que en el destino de la aldea, donde nos aguardaba la Señora, se iba a volver a escribir un hito más en la historia de nuestra hermandad antequerana: la participación de nuestro bendito Simpecado en la misa pontifical. ¡Y cómo brillaba y destacaba! Era fácil de reconocer y localizar, y, además, atraía tantas miradas como plegarias recibe la virgen del Rocío en su santuario. ¡Hasta el cámara de Canal Sur no podía evitar enfocarlo en repetidas ocasiones!
Ha sido un año muy especial, en sentimiento y devoción Rociera desde Antequera, en este año jubilar, donde recuerdo las palabras del capellán de camino de la Hermandad de Sevilla en la pernocta del viernes en el Caoso: “En el camino, también hay que buscar tiempos de silencio y soledad”. Y así fue como este año pedí hacer un camino de vuelta: con tranquilidad, sin tanto ruido, donde necesitas de la naturaleza para encontrarte contigo mismo. Aunque también, lógicamente, he tenido ocasión para encontrarme con los míos, aunque haya sido en menor tiempo.
Éste ha sido el camino de la inocencia y la verdadera ilusión de quien quería vivir la esencia en Hermandad. Pequeña, sí, pero en hermandad. ¡Cuánto tenemos que aprender los mayores de ellos! En su ilusión, en sus risas, en sus lágrimas de verdadera emoción, en su caminar como uno más por los caminos, e incluso acompañados de su querido tambor y flauta, o de su “compañera de camino”, a la que también bautizara como Pastorcita Marismeña Blanca. Desde luego ha sido una lección de lo que debe ser camino y un gustazo poder haberlo compartido, presencialmente y por redes.
El camino de quien se convierte en “bastón de apoyo y servicio del peregrino”, que te llena de ilusión y te hace ver que, en lo pequeño también se encuentra lo grande de una vivencia de Hermandad, o de quien se acuerda de ti para traerte los dulces de su pueblo porque durante todo un año ha esperado a reencontrarse contigo.
Gracias Juan Pablo, Carmen, Paula y “Ruedas”, y gracias a mi familia rociera de Antequera y Sevilla por hacer de éste, mi Rocío 2025, un Rocío Jubilar.