Puede que alguien más versado que yo en temas religiosos haya incorporado ya a FRANCISCO a las páginas de nuestro periódico. No me importa; yo seguiré “en lo mío”, convencido de que haré algo original para nuestro periódico, y para sus lectores. Toda la gran prensa y todos los canales de TV han llenado estos días con sus entusiastas páginas, todo lo bueno que ha instaurado FRANCISCO en el Vaticano y ¿en el mundo? ¿Cambiarán nuestras actitudes frente a la mujer, los homosexuales y los pobres? Leía yo hoy que todo se había hecho con “rigor vaticano” y dedicaba un tiempo a ver el HOLA, ¡sí la revista HOLA!, que ya dedicaba su portada a FRANCISCO, y daba como hecho que la IGLESIA CATÓLICA TENÍA UN PAPA PARA LA HISTORIA… Y yo, me preguntaba: y ¿los otros papas que me tocó vivir, no sirvieron para la historia?
Conocí al papa FRANCISCO antes de ser papa, era BERGOGLIO y era jesuita; y claro, lo conocí en Alcalá de Henares; en aquella ciudad, cuna de la Universidad Cisneriana, de cuya Facultad de Medicina tuve el honor de ser profesor de Bioquímica, y muy ligada a los jesuitas desde hace mucho. Pues bien, a Bergoglio le gustaba tomar unos días de descanso, pasear por Alcalá y rezar en silencio por sus calles. Una vez nombrado Papa FRANCISCO, creo que nadie volvió a hablar de Alcalá de Henares. Tampoco Alcalá presumió de haber tenido un papa “casi alcalaíno”.
Yo he pensado mucho en la argentinidad del papa que acaba de irse, sobre todo al ver los millones de católicos que hay en el mundo y la decisiva contribución española a esos millones: la hispanidad –y no la latinidad– es lo que hay que resaltar. Yo hablo siempre de hispanoamericanos iberoamericanos, nunca de latinoamericanos. Lamento que nuestro papa argentino se haya acordado de España, cuando, en varias ocasiones, había expresado su deseo de venir a nuestras islas canarias y conocer de cerca, el problema de tantos pobres y pequeños que llegan allí, indocumentados, y son víctimas de la pobreza… No olvidemos el papel jugado por España, y su contribución a esos millones de católicos, algunos de los cuales han estado en esas colas, y han pasado horas y días para expresarle su último adiós.
Hace unos años, en un París laico en el que pasé varios años de mi vida en el CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique) leí en el diario LE MONDE algo que me impresionó sobre el papa Pío XII: era un papa nazi; y muchos medios –también el Vaticano se fijaban– en cada momento en la forma de gobierno que imperaba en el mundo y la adoptaba… Así de simple… ¿serviría esto para explicar el hacer –creo que bueno– de otros papados? Donde colocaríamos a Juan XXIII, Juan Pablo II, Benedicto XVI, el propio FRANCISCO, sin mencionar el corto pontificado de Juan Pablo I, y sus –al parecer– treinta y tantos días de sufrimiento con lo que iba aprendiendo de la Iglesia Católica. Diríamos de estos papados, que también siguieron al pie de la letra, el RIGOR VATICANO. Aceptemos que cada papa es elegido con ese RIGOR VATICANO, cuya aplicación recae sobre unas viajas estructuras: únicamente tienen poder de voto en el famoso cónclave los cardenales con edad inferior a 80 años… Y dejemos a un lado lo de BUENOS Y MALOS, “inventado por algunos medios”; ahora, por ejemplo, se trata de resaltar las facetas más humanas de PIO XII. Durante su pontificado, al parecer dedicó parte de sus esfuerzos a salvar a alguna familia judía, perseguida por los nazis.
Toca pues despedirme y rezar por el papa FRANCISCO; Rezaré con discreción por BERGOGLIO y pediré, con toda humildad a los dos: que se acuerden algo de nosotros, de los que aún nos quedamos aquí. A ti FRANCISCO te pediré –estoy seguro de que lo has hecho ya–, por aquellos que te han considerado poco menos que comunista, y espero que la fe les permita ver que todos se hace en este mundo con RIGOR VATICANO. Dios nos hará ver todo lo bueno en la otra vida.