viernes 20 junio 2025
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España de negro

Si finalmente nos dicen y son capaces de demostrar que la falta de centrales nucleares y el boom de las renovables tumbaron la red eléctrica el pasado lunes 28 de abril, deberían ser numerosas las personas que, por vergüenza, deberían dimitir. Al menos, Beatriz Corredor, ex ministra socialista, que dispone cada día de 1.500 euros de sueldo para hacer lo que realmente quiera. ¡Casi nada! Dos jornadas ha tardado en salir para no decir nada, para exponernos que hay que ir con máxima prudencia (olvida el afirmar que es para salvar su trasero), para, en definitiva, una vez más, tomarnos el pelo.

La historia va guardando fechas fáciles de retener quedando enmarcadas con letras de oro en el calendario. La caída, según nos dicen, en tan solo 5 segundos de todo el sistema que pasó a un nivel 0 de energía, es para cuestionar quien controla nuestro suministro y a qué precio lo está haciendo. Ahora bien, lo que escasos dirigentes dicen y todos los que tengamos sentido común vemos es que la globalización financiera, el oligopolio eléctrico, y la concentración en manos de unos pocos de todo el sistema se encuentra detrás de esa aciaga jornada.

Camino de cumplirse una semana del histórico apagón, la falta de certidumbre y el compromiso con todos y cada uno de los ciudadanos que soportamos impuestos y más impuestos, tomaduras de pelo y el ataque feroz de una clase política que nunca está a la altura han sido la nota dominante. Los ingenieros, expertos en la materia, directores de compañías privadas y los mandatarios políticos han usado los medios de comunicación para justificar una y otra vez que la causa del apagón tardará en saberse, pero que para ello deben seguir trabajando. Una vez más, aquí Paz y después Gloria.

Han sido días de esfuerzo por desviar la atención, por remar en la misma dirección para no echar la culpa en concreto a nadie, sino más bien para crear un halo de incertidumbre y así justificar que el problema es grave. ¿A nadie se le cae la cara de vergüenza? ¿Puede admitirse que las centrales nucleares son tóxicas y que hay que acabar con ellas? ¿Tenemos que engullir que son los picos de energía de las renovables y la descompensación lo que hizo que todo el sistema se cayera en un país como España? El civismo de los españoles ha estado por encima de esas compañías privadas que se arropan y se congratulan de tener año tras año dividendos que dejan boquiabiertos a cualquier ser humano.

Recurro siempre a los refranes –dicen verdades como puños– y en esta ocasión lo hago para decir que el ron ron tres días son. Del contexto de la despedida de Francisco I y habiendo sido invadidos por topónimos como camarlengo, capilla Sixtina, cardenales, Santa Marta… pasamos, de un día para otro, a la entrega de un nuevo episodio que viene con caídas del sistema, energías síncronas, generadores de respaldo, red eléctrica española, subestaciones, apagón general y el acrónimo REE. En definitiva, del blanco del Vaticano al negro de una España en la que, de haber estado ocupada por el Partido Popular,no pocos habrían sido los que se habrían esforzado en decir que querían volver a los tiempos de Franco, a la España en Blanco y Negro.

¡Ojo, que no se olvide! Y en medio, el visto bueno de la OPA hostil del BBVA al Banco Sabadell, no para crear una España más rica que favorezca con el crédito a las PYMES y permita que los pequeños ahorradores tengan cerca una sucursal, sino para concentrar en manos de cinco o seis grupos el control de la economía mientras que el resto de los mortales somos estrujados a impuestos.

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