viernes 17 mayo 2024
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El Tiempo Ordinario tras el Bautizo de Jesús por Juan

Comenzamos el tiempo ordinario impulsado por el Bautismo de Jesús por Juan, el cual celebramos la semana pasada. Tras este inicio claro de la vida pública de Jesús; Juan, el elegido por el Padre para preparar los caminos de su Hijo y a la vez para dar testimonio de su Hijo, es el primero en  manifestar su fe en él: “Yo lo he visto, testifico que éste es el Hijo de Dios”. ¡Es una proclamación de fe! 

La misión de Juan fue muy importante para el pueblo judío y para nosotros hoy. Juan nos señala al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el que tenía que venir al mundo para que todos tuviésemos vida, para acercarnos en su humanidad la divinidad de Dios. 
 
Hoy, nosotros también nos posicionamos entre: reconocer al Cordero de Dios que entregó su vida por mí y nos preparó el camino de la salvación, o a un hombre bueno que pasó haciendo el bien en la tierra. Esta reflexión muy frecuente entre los ateos y agnósticos frente al católico creyente es como digo muy habitual. ¿Qué diferencia existe entre dos personas buenas en sus principios y actos,  la primera creyente y la segunda, no? 
 
Humanamente hablando, ante los ojos humanos, podemos contemplar dos personas buenas en sí, felices en sus actos, conformes en sus principios. Pero para aquella que actúa impulsada no sólo por sus principios, sino por su fe en Dios, el Espíritu Santo la llenará de fuerza en la adversidad, humildad en la debilidad, paciencia en la incomprensión, luz en la oscuridad, perdón frente al pecado ajeno, y un largo etcétera. Porque es Dios quien actúa en ti.
 
Reconocer al Cordero de Dios como Juan el Bautista es creer plenamente que Dios es tu Señor, que Jesús es tu Salvador, tu garante, tu guía, tu amigo y confidente; la fuerza de su Espíritu actuará en ti de una manera especial porque con tu fe en él podrás hacer verdaderos milagros. Es el momento de encontrarnos con el Dios humano que convive entre nosotros: Jesús. Con él ganamos todo porque él es el Señor. No tenemos nada que perder si nos acogemos a él, ¿con Dios a nuestro lado qué debemos de temer?
 
hermano capuchino RÁUL SÁNCHEZ 
 
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