Días pasados nos enteramos de la pérdida de don José Jiménez Martínez, referente de esa generación de grandes taxistas que vivieron en la carretera llevando a familias a sus destinos. Tenía 94 años y nos dejó el pasado 2 de enero, sin hacer ruido, discretamente como a él le gustó ser en vida. Pepe era un servicial profesional que estaba siempre atento a su trabajo y a las personas que confiaban en él sus desplazamientos.
Transmitía tranquilidad no sólo por su correcta forma de conducir, sino también porque siempre estaba atento y preparado para llevar lo mejor posible a sus clientes, que se convertían en amigos por tantos años de servicios. Le tocó vivir en esos años donde no había tanto coche particular, ni aviones, ni autovías ni trenes. Donde el taxi era uno más de nuestras vidas.
Desde aquí nuestro pesar a su esposa, Carmen Navarro Linares, con quien se casó y formó una familia muy querida en nuestra ciudad, formada por sus hijos: Carmen María, José Manuel, “Chica”, Javier y Rocío. Pepe y Carmen trabajaron duro, juntos, para darle la mejor educación a sus hijos. Verles crecer era un orgullo para ellos y ver cómo cada uno fue fraguando su futuro. Y qué decir de ver a sus nietos venir y crecer. Al ir naciendo, diez en total, nos llamaba para compartir la buena noticia. Luego vinieron los bisnietos, tres que tuvo, de lo que se mostraba más que orgulloso. Eran su nueva pasión tras dejar el volante. Que su recuerdo esté siempre entre su familia y sus amigos. ¡Gracias por toda una vida conduciendo nuestros destinos!