Expresa negación. Introduce un contraste entre lo expresado por el elemento sobre el que incide y algún otro segmento presente o sobrentendido. Denota la inexistencia, o lo contrario, de lo designado por la voz a la que precede o la ausencia de lo expresado por ella. Introduce interrogaciones que reclaman una contestación afirmativa, en ocasiones atenuando un mandato, una petición, una sugerencia o una recriminación. Introduce interrogaciones con las que se desea confirmar una información que se tiene por cierta.
Antecede al verbo al que siguen palabras negativas, como nadie, nada o ningún. Como expletivo tras la conjunción que, cuando esta introduce el segundo término de una comparación de desigualdad. Como expletivo con valor enfático en oraciones exclamativas cuantitativas y cualitativas. Como expletivo cuando aparece en subordinadas temporales introducidas por hasta que modifican a una oración principal negativa. Encabeza la intervención en un diálogo, manteniendo el canal de comunicación entre el oyente y el hablante o rebajando la relevancia discursiva de lo que se dice. Respuesta negativa.
Lo dice, textualmente, la Real Academia Española. “No” tiene muchos significados y todos desembocan en un mismo resultado: nuevas elecciones a la vista.
Cuando Sánchez dice “No” a Rajoy, muchos se echan las manos a la cabeza ante la posibilidad de nuevos comicios y la negativa, una y otra vez, del líder socialista a mover su dedo hacia la abstención.
Yo aún no. Si Sánchez se niega a apoyar un proyecto como el que pretenden las fuerzas de PP más Ciudadanos, será porque el líder del PSOE tiene un as en la manga para sacar la situación adelante, ¿no? Si no es así, en ese momento, sí me echaré las manos a la cabeza, por no entender que la oposición bloquee una y otra vez un proyecto de país como el de Rajoy y Rivera.
