Concluyó un año más la Real Feria de Agosto de Antequera, que cada vez es menos Feria y un poco menos Real. Pese al empeño de que la Feria sigue siendo uno de los mayores atractivos veraniegos de nuestra ciudad, no se reflejó ni en las casetas de día en el Ferial, ni en las casetas de noche, donde pudimos comprobar la cada vez menor afluencia de público.
Quizá se den varios factores importantes para que la gente viva menos la Feria, al menos la de Antequera. Quizá habría que replantear la siempre polémica coincidencia entre la feria de la todopoderosa Málaga y Antequera. También habría que tener en cuenta las ferias de los pueblos vecinos, muy próximas a la nuestra. ¿Y si planteásemos una Feria más cercana a la festividad de nuestras Patronas? ¿Y si, simplemente, intentásemos que no coincidiesen las de Antequera y Málaga? ¿Tendrá algo que ver el Recinto Ferial y su lejanía? Son sólo preguntas; que cada cual las interprete a su manera.
De la misma forma que la afluencia en algunos aspectos bajó, hay que reconocer que las casetas de día que se situaron en el centro de Antequera consiguieron aglutinar a mayor cantidad de personas que otros años, recordando a los tiempos gloriosos de la Feria de aquellos años en los que la crisis aún no martilleaba nuestros oídos.
También es reseñable el acierto en los concierto de Antonio José, Rosario, Loquillo y Los Diablos, que atrajeron a numerosas personas al Recinto Ferial. O esas corridas de toros… ¡ay, Pana, Pana!
Lo que está claro es que algo hay que hacer para conseguir una Feria más “Real”, que muchos recuerdan más por lo que fue, que por lo que a día de hoy es. ¿Por qué será?
