Y ahora, ¿quién pondrá rumbo a un país paralizado como lo es España? La respuesta a esta pregunta es bien difícil (a no ser que ayer se produjese el “milagro del abrazo” y las fuerzas políticas se pusieran de acuerdo).
Lo cierto es que, pese al esfuerzo de diálogo que parece tener Albert Rivera para que todos firmen un pacto por el progreso de nuestro país, apenas hay entendimiento entre ellos. Iglesias, a lo suyo; Sánchez, intentando hacer cálculos sin que la suma dé resultados positivos; Rajoy, empotrado en su silla, ¿cómo va a negociar con otros si él ha ganado las elecciones?, pensará. Y Rivera, un día es de derechas y otro de izquierdas (dicen por ahí; siempre nos ha encantado encasillar ideales).
Lo importante en todo esto es la falta de “sentido de Estado” que existe y que se evidencia día tras día. Eso es así. ¿O acaso el “sentido de Estado” suma votos? Lamentablemente, mientras los que tienen la voz no dejen de lado su egoísmo, España no saldrá del sillón de Rajoy. Un Rajoy, por cierto, que tiene todo en contra y que siente que, tras ganar, porque ganó, nadie cuenta con él ni con su formación.
Lo cierto es que el PP es clave porque así lo han dicho sus votantes. Clave para lograr un gran pacto en el que todos sumen y hagan avanzar a España, y el presidente popular lo sabe. Después de negarse al Rey y ser incapaz de conducir una situación política complicada tras los comicios, debe saber que sobra. Sobra en una negociación de futuro donde no ha sabido estar y donde su partido, como el PSOE, Ciudadanos y Podemos, son necesarios para España.
Confío en el “milagro del abrazo” entre los partidos más importantes de nuestro país, porque lo necesitamos. Sumar, consensuar, dialogar. Esa es la clave. El abrazo no sólo entre PSOE y Ciudadanos es posible si miramos lo más importante. España.