El pasado año celebramos el cincuenta aniversario de la inauguración del Museo Municipal de la Ciudad de Antequera. Sus orígenes se remontan a las primeras iniciativas de coleccionismo, conservación y preservación de los bienes culturales de la ciudad manifestado con la creación del Museo Arqueológico Municipal en 1908.
Esta iniciativa llevada a cabo por el empuje del ilustre arqueólogo Rodrigo Amador de los Ríos, contando con la magnífica predisposición del entonces alcalde de la Ciudad, José García Berdoy y de toda la corporación municipal. De esta forma, tras varios contactos entre el citado arqueólogo y la corporación municipal, como se recogen en diferentes sesiones en las actas capitulares, el 4 de agosto se acuerda por unanimidad la creación del Museo Arqueológico Municipal ubicado en uno de los bajos del Palacio Municipal.
Entre la correspondencia emitida entre ambas partes, cabe destacar la recogida en la sesión ordinaria del 28 de julio de 1908 en la que el ilustre arqueólogo expone lo siguiente: “Se recomienda el traslado de las lápidas del Arco de los Gigantes al claustro bajo de esta sala Capitular…”. Las misivas se mantienen con asiduidad para ir planificando los pasos a seguir para la creación del museo así como para ir seleccionando los diferentes elementos que allí se ubicarán.
De esta forma llegamos al momento de la decisión final, adoptada por unanimidad por la corporación municipal, tras la lectura de otra carta del célebre arqueólogo el 4 de agosto de 1908: “Se recomienda que se excite el patriotismo del dueño de la casa número 11 de la calle Alameda para que deposite en el Ayuntamiento los dos pedestales que figuran en las jambas de la puerta de dicha casa pintados ya y que allí corren grave riesgo de destruirse… llevar al Museo la piedra con labores visigodas que hay en el dintel de la puerta de la Torre del Reloj… que también se lleve la pila de barro verde de la Ermita del Salvador;… que el Sr. Alcalde gestione traer la piedra que hay en la plaza de la Constitución del Valle de Abdalajis… que se procure adquirir los dos sarcófagos que hay en la Hacienda del Castellón… Gestionar con los herederos del Marqués de la Vega de Armijo el depósito del pendón y colocarlo en un cuadro entre cristales…”.
Estas son algunas recomendaciones que indica para la configuración del museo, añadiendo otras consideraciones referentes a la conservación y mantenimiento de otros elementos del patrimonio antequerano “recomienda que se cerque la Cueva del Menga y del Romeral para evitar que las toquen”.
Al final de la propia sesión, por unanimidad, se decidió la creación del citado Museo, germen del actual Museo de la Ciudad de Antequera, cuya ubicación se modificó en 1966 pasando a ocupar su actual emplazamiento del Palacio de Nájera.
Esta iniciativa gozó de un viento favorable dentro del propio Ayuntamiento, logrando una pronta adhesión de la población, llegando las noticias a lugares tan alejados como Plasencia, residencia de un ilustre antequerano, José Benavides Checa, quien en 1909 se dirige al Alcalde en los siguientes términos, cuya carta se encuentra recogida en la sesión plenaria del 30 de marzo de citado año: “Me entusiasma, mi buen amigo, el pensamiento de formar un pequeño museo, no sólo de inscripciones… Los pueblos vivían la vida de los recuerdos, sus hijos son llamados a atesorar y reunir todo cuanto tenga mérito y evoque grandeza….En la nobilísima ciudad hay mucho diseminado que reunido tendrá gran valor además de las donaciones particulares. Yo te prometo enviar y que sirva de estímulo una preciosa repisa del tiempo de la dominación visigoda (siglo VII); un busto en altorrelieve del emperador Tiberio, de factura italiana, que hace poco un coleccionista daba por él 4000 reales; una imagen en madera de la Santísima Virgen del siglo XIII; doscientos pergaminos…”
Como podemos apreciar la iniciativa tuvo una buena acogida, suponía un importante y novedoso proyecto para una ciudad como Antequera, favorecido por la pronta adhesión de personajes ilustres antequeranos que residían fuera de la ciudad, llegando incluso a participar, aportando donaciones como las expresadas por José Benavides Checa, canónigo y dignidad de la Santa Iglesia Catedral de Plasencia.
Sin lugar a dudas, un proyecto que supuso el germen del actual Museo y sobre todo, significó el inicio de una nueva actitud enfocada en la conservación y preservación de la riqueza cultural que posee la ciudad, a la vez que dotaba a la ciudad de un espacio cultural único y de referencia para la población, donde podían contemplar los diferentes vestigios de las civilizaciones que nos antecedieron, garantizando su conservación para futuras generaciones.