La Cofradía del Rescate iniciaba su Quinario el domingo 27 de febrero con la primera de las Eucaristías presididas por los Padres Trinitarios, y contándose en esa primera función con el acompañamiento musical de la Coral María Inmaculada.
Julio Matas, como secretario de la hermandad, coordinaba el acto posterior en el que Ángel Luis Pérez Reina daba el testigo como pregonero del Martes Santo al historiador Javier García Quintana, que de este modo pudo cumplir con su cometido después de tener que aplazarse el pasado año.
En presencia, entre otros, del hermano mayor Francisco Peláez, el alcalde Manuel Barón y la presidenta de la Agrupación de Cofradías Trinidad Calvo, García Quintana se ponía a los pies del Señor del Rescate, que presidía el altar mayor acompañado a cada lado por la Virgen de la Piedad y el Señor de la Piedad.
“Mirad qué bonita viene y cuánta majestad tiene la Virgen de la Piedad, que en su regazo sostiene al Rey de la Cristiandad”, comenzaba su pregón con esta saeta de José Maqueda en el año 1943.
Apoyándose en textos de El Sol de Antequera, “una fuente histórica inagotable”, hacía un seguimiento a al “desarrollo del Besapié al Señor y su inclusión en el calendario antequerano de obligado cumplimiento”.
Destacó la importancia de la Orden Trinitaria para la llegada del Señor del Rescate a Antequera, donde el pregonero aseguraba que “el Martes Santo es la muestra de una devoción que embriaga con ese olor indescriptible, ese olor a cera quemada en pos de una promesa, de una ilusión, de un sueño”.
Tras realizar un recorrido histórico a 300 años de vinculación con la ciudad, y respondiendo las preguntas que le iba planteando su hija Alicia, Javier García Quintana narraba desde su experiencia de hermanaco de la Virgen de la piedad la “melancolía de un barrio que acude presto a tu llamada y añora tu pronta llegada” en un recorrido por un Martes Santo que es “Rescate de un Pueblo, Piedad en forma de vida”.
