Es la transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres… hecha de generación en generación. Ello es lo que, la RAE, nos explica acerca de esta palabra. Torcaleros podríamos denominar a las personas que caminan o transitan por las torcas. Pero en Antequera, donde tenemos un paraje natural muy singular, con ese paisaje kárstico casi único en el mundo por su extensión y formas inimaginables, incomprensivas e inesperadas, por su especial erosión. “Torcaleros” les llamamos, a los aficionados, a recorrer el extenso e intrínseco laberinto de piedras calizas.
Existe la tradición, cómo no, hoy más extendida que nunca por la facilidad de medios, para hacernos fotos en aquellas figuras icónicas, por sus repetidas representaciones, unas más conocidas y otras que sólo los muy torcaleros, acceden a ellas. Ésta, les digo es, la herencia de imágenes torcaleras, realizadas en un pasado, donde ya se atesoraban con mucha solera, por la especial forma antojadiza de las piedras, momentos y personajes de lo más variopinto.
La imagen que hoy les dejo, esta tomada en “el agrio del gato”. Sí es cierto que ya existen otras fotos en el mismo lugar, con otros torcaleros, y de años ha. Por ello es, que la tradición continua. Recuerdo las palabras de un gran torcalero, del cual hoy ya no podemos disfrutar de su compañía, “Pepe Guerrero” (en paz descanse Maestro), que nos decía acerca del bautizo del torcalero. Éste no se podría otorgar, hasta no haber visitado… “El Pilón de la Escala”. Una tradición más. Pero el Torcal sigue en su proceso kárstico, sigue vivo, su moldeado apenas perceptible para el ojo humano, está presente, es una realidad.
El carácter, arraigo… el enraizamiento que da lugar a la tradición, no sería compatible con el crecimiento del singular karst. En la misma forma que la Naturaleza no se detiene en unas imágenes o formas determinadas, en su aspecto, en las posibilidades que cada día nos oferta para conseguir nuestra supervivencia, sino que, avanza, crece, cambia y adopta nuevas estructuras, nosotros también debemos crecer y ampliar nuestro conocimiento para seguir aprendiendo. Y es que, la tradición, limita nuestro conocimiento.
Al ser humano siempre se le presentaron grandes desafíos, enormes retos a superar en pos de conseguir la supervivencia, el bienestar propio y el de las sociedades a las que perteneciese. Las mejores y más efectivas soluciones, para la gran mayoría de los grupos sociales, siempre les llego por el empleo de la lógica. Que no por las pretensiones ideológicas. Éstas, siempre les condujeron a enfrentamientos, guerras, muerte y desastres humanitarios.
El gran desafío al que se enfrenta, en la actualidad El Paraje Natural del Torcal, es, a la masificación de personas. El turismo. Parques Nacionales como el de Guadarrama, entre las provincias de Madrid y Segovia, o el propio del Teide, en Tenerife, están pidiendo amparo y protección, a la sociedad, a las administraciones, por la masificación del turismo que está poniendo en peligro su propia integridad, la propia vida de los Parques. En el caso de nuestro querido Torcal, el daño podría ser, mucho más grave.
No podemos olvidar que, el paraje natural del Torcal de Antequera es algo más que la sierra con más magia de España, sus casi 35 kilómetros cuadrados de extensión son además, como una enorme esponja para atraer el agua hacia su interior. El agua potable de Antequera y de varias poblaciones de la comarca.
