viernes 22 noviembre 2024
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Jarra de Azucenas de Antequera, de Oro, a título póstumo, para Cayetano Romero

El Pleno del Ayuntamiento de Antequera aprobaba por unanimidad en el Pleno ordinario de este jueves 10 de junio, la concesión a título póstumo, de la Jarra de Azucenas, en su calidad de oro, a Cayetano Romero Benítez, director del Instituto Pedro Espinosa. 

Cayetano Romero Benítez, el hombre de la sonrisa permanente de la bondad nacida de adentro, de la eficacia sin límites por «su» Antequera a través del nivel a que llevó «su» Instituto «Pedro Espinosa», falleció este martes 8 de junio, recibiendo un cálido y numeroso adiós de su tierra el miércoles 9.

Distinguido con las máximas consideraciones oficiales. siendo catedrático y coordinador de la formación de directores en prácticas de la provincia de Málaga, y, lo que consideramos mejor aún, por el reconocimiento de su profesores, alumnos y padres de alumnos.

Hace años, superó una terrible enfermedad en la que nos dio otra lección más: su afán de superación, su confianza, su transmitir su optimismo a los demás. Y siguió al frente de su Instituto, logrando actos memorables, además de lograr ampliaciones, dotaciones deportivas, equipamientos docentes y aquella entrañable exposición con motivo de sus Bodas de Diamante que celebraron tantos antiguos alumnos repartidos hoy por el mundo, y proclamando su formación exquisita en el «viejo» «Pedro Espinosa», o la dedicación de 2009 a José Antonio Muñoz Rojas, con motivo de su centenario.

El caso fue que nuestro Instituto tomó un impulso extraordinario, amplió su claustro de profesores permitiendo que se pudieran aceptar tantas demandas para estudiar en él y que, en gran parte, porque Cayetano siempre desviaba los éxitos a sus compañeros y a las autoridades, se debía a su gestión incansable que no era sino su pasión por el Centro Docente donde se formó…

Pero hace unos meses, el mal volvió a él, y a una parte de su cuerpo inaccesible a la cirugía. Y entonces llegó la hora de asumirlo con naturalidad, sin querer amargar a quienes tenía a su lado, su esposa, sus hijos, sus hermanos y familiares, sus infinitos amigos. En la mañana del martes, la enfermedad hizo crisis y falleció.

Impresionante el sepelio verificado en la mañana del miércoles en la iglesia mayor de San Sebastián, con asistencia de profesores, alumnos, autoridades de todo tipo y muchos antequeranos de a pie que le querían, como quieren a su esposa –y principal apoyo– Carmen Rubio, a sus hijos Cayetano, Carmen y Pablo, a sus hermanos Pepe y Jesús…

A todos ellos nuestro profundo pesar, mientras pedimos a nuestros lectores una oración por el alma de un antequerano ejemplar, de un hombre bueno, de los que dejan huella de su paso por la vida.

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