Marcho y, en los pasos de cebra, en los cruces de los caminos oigo sin intención de oír. «La Constitución»… «cuando los voté creía que»…, «estamos pagándole a los bancos, sacando dinero de donde no hay y a los bancos, así ¿cómo…?». Fragmentos muy reveladores y casi siempre de personas mayores, de jubilados con muchos años de trabajo a sus espaldas.
Cambio de tercio, se habla en tauromaquia.
Estoy muy de acuerdo con Juan José Millás cuando dice que el dolor de cabeza está mal repartido. ¿Cuántos dolores de cabeza me tocan esta semana? Pues no sé. Yo esperaba que con los recortes surgiera uno específico para estas flageladoras migrañas. Pues no. Lo que sí he tenido es un recorte y profundo en la receta del medicamento. Ya no me abona ningún tanto por ciento la Seguridad Social. Así que, o lo pago, o ¡a mí las jaquecas!
La ficción es una nimiedad comparada con la realidad. El villano de 007 es el mejor que he visto en todos los tiempos. Bardem con mayúsculas. Javier ya tuvo sus «Lunes al sol», de rabiosa actualidad ahora, por cierto y por desgracia.
Drama humanitario que se quiere pagar con lápices y cuadernos, con tiza blanca, con desánimo de jóvenes que odian que les llamen Ni-NI. Porque más allá de esta denominación existen vidas reales que desesperan ante no poder seguir unos estudios por falta de dinero y no poder optar a un trabajo. Vivo de cerca el campus, éste es ahora parte de mi territorio y oigo cada historia como para contársela a la señora Botella en una de las suite de superlujo de ese hotel de Lisboa en el que pasó el fin de semana mientras cuatro chicas morían en su Comunidad. Ahora, a ver qué cabeza de turco carga con el mochuelo, pero no se preocupen, la habrá. Mientras tanto, malos contra villanos. Por arrojarse reproches que no quede. Así distraen a la ciudadanía y marean la perdiz.