sábado 23 noviembre 2024
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Libros, sociedad y crisis

Es el momento adecuado para aprender la lección. La educación hace a los individuos bastante más libres y con criterio suficiente para no ser manipulados por nadie. No sólo hay que chillar por los recortes a la educación, si no llevarla a la práctica. Mayor preocupación por el futuro de nuestros jóvenes y más implicación de padres y educadores, probablemente las cifras del fracaso escolar bajarían y se iría dando paso a una sociedad más equilibrada, justa y culta.

De esta manera tendríamos políticos más eficientes, porque serían los primeros, los más preparados y aptos para los cargos públicos. Y no la imagen tan lamentable que ofrecen de poco eficientes, trepas, oportunistas y ahijados con padrino en la sombra. Es obvio que los hay válidos y trabajadores, pero quedan ensombrecidos por tanto hijo del partido con derecho a herencia.

¿Qué estamos contemplando? La agonía de dos partidos que han mantenido el equilibrio democrático. Ahora decepcionan, aburren hasta el hartazgo de tanto ladrón en sus filas. Impasibles, no pueden poner freno a sus buitres y la sociedad no está dispuesta a perdonar.

¿Por qué se empeñan los políticos en la educación, cultura, si necesitan un electorado torpe y borreguil para manejarlo con facilidad? ¿Qué formación conlleva las políticas de empleo, si estamos en más de seis millones de parados? El ochenta por ciento de PIB dejaron a deber los socialistas, preocupadísimos por el empleo y la educación, y bastante menos por los hurtos colectivos. Y aunque se ha generalizado el uso de la bolsa de basura para esconder el dinero, ésta no sirve para echar la mezquindad al basurero. El aprendizaje sistemático, ordenado y la capacidad de voluntad puede despertar la conciencia y actuar con un mínimo de ética. La economía está en crisis pero la sociedad le lleva ventaja, desde el siglo XIX concretamente, no levantamos cabeza, así que los políticos andan en consonancia con lo que vivimos. Pero ahora estamos aprendiendo a vociferar más y más a menudo y pueden perder el equilibrio, ¿nos vociferamos a nosotros mismos? Las encuestas son para temblar. Y lo más triste es que los hemos votado y somos los primeros culpables de lo que nos anda sucediendo por no exigirles ni pedir cuentas. Hay libros de formación para los todos nosotros.

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