Cuando escribo este artículo, recién salida de una breve siesta donde no he podido dejar el sopor y cansancio del estío que ya se deja notar a pleno rendimiento, esta ciudad no se aletarga, sortea el caluroso tiempo con alegría y buen humor. Alegría y mucha, tienen los socialistas porque nuestra ciudad es la elegida para el cambio autonómico, ese relevo precipitado que trae de cabeza a militantes, simpatizantes y periodistas. Rápido se ha hecho, para que no dé tiempo siquiera a preparar el discurso de la candidatura, y evitar frentes. Que se sepa han salido tres, a mi juicio insuficientes. Pero lo que más me agrada es que un candidato esté fuera de la Junta, y clame por hacer un tipo de política distinto. No le va a resultar fácil, aunque tenga suficientes avales. Los políticos son una raza rara, no quieren jubilarse y, cuando no les queda más remedio, buscan su continuidad en alguien de su entorno, preparados bien para dejarles gobernar en la sombra. La casa se va reponiendo con idéntico formato, pero no se sanea. La transparencia es un engaño que va de boca en boca llenando los silencios de culpabilidad. ¡Qué ironía! ¿Cómo se puede hablar de los derechos que van en retroceso si el dinero se ha dilapidado y robado a manos llenas?
Y no hay manera que un político admita el error, las justificaciones son vergonzosas y las responsabilidades parecen que son cosa de pueblo llano que está demostrando de manera magistral, servidora la primera, que somos tontos, pitontos, –me abstengo de ponerlo en masculino y femenino, no tengo ningún problema con el lenguaje ni con el sexo–, con poca sesera y menos juicio. Si así no fuera, esta corrupción tan generalizada y grave estaría más reducida. ¡Si en Alemania dimite un ministro por copiar una tesis doctoral! España siempre tiene que ser diferente. Aplausos para el que ocupe más la tele por listo. De momento este alcalde granaíno tiene un motivo para soñar y unos ideales que quiere compartir. Me temo que sea cuestión de pocos días. El dedazo es lo más conveniente, teniendo en cuenta que las ventanas no se pueden abrir para que entre aire limpio, se corre el riesgo de que se mezcle con el viciado y ahogue muchas voces.