miércoles 24 abril 2024
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Testimonios de Regina, Rosi y Elena: ‘El cáncer te da esperanza y valoras la vida más y mejor’

Ante el ‘Día Mundial del Cáncer de Mama’, conversamos con Regina, Rosi y Elena, quienes comparten cómo se enteraron que padecían cáncer y cuál es su situación actual.

Nos preocupamos de tantas cosas secundarias hasta que un día te dicen: ‘Tienes cáncer’ y empiezas a valorar la vida de otra forma. Dedicamos la entrevista de la semana a tres mujeres que son ejemplo de cómo afrontar con esperanza el día a día cuando te enfrentas al cáncer.

4 de Febrero, 19 de Octubre… son fechas que se señalan con verde y rosa por el cáncer, en las que la sociedad quiere tener presente a quienes lucharon, quienes lo hacen e investigar y prevenir para que cada vez sea menos los que tengan que hacerlo.

Esta vez, este sábado es por el cáncer de mama, donde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) cifra que en este 2019, hay 33.307 nuevos casos solo de cáncer de mama. El cáncer de mama en España tiene una tasa de supervivencia a 5 años superior al 90 por ciento, “lo que significa que más de 90 de cada 100 personas que padecen cáncer de mama continúan vivas, cinco años después de haber sido diagnosticadas”, lo que abre la puerta a la gran esperanza a quienes empiezan la lucha.

El cáncer no entiende de lugar, de dinero, de apellido, de raza ni de religión. Es algo en lo que todos estamos metidos en el bombo y le puede tocar a cualquiera. Este año, hemos llamado a los dos colectivos de lucha contra el cáncer que hay en Antequera para poder contactar con mujeres a quienes el cáncer les ha marcado la vida: dos de ellas están ya en el período de revisiones y una está en tratamiento. Agradecemos a la Asociación Española Contra el Cáncer en Antequera y a la Asociación de Mujeres Mastectomizadas que colaboren para que podamos exponer casos en los que un día le dicen: “¡Tienes cáncer!”, con lo que cambia toda la vida de cualquier persona.

 

Regina, de un resfriado a un cáncer de mama. Está recibiendo ‘quimio’ en el Hospital

Sin complejo alguno, con su pañuelo en la cabeza, llega a nuestra Redacción, Regina Schmitsdorf (Alemania, 13 de enero de 1959), quien lleva más de 40 años viviendo en Antequera, está casada y tiene dos hijos.

“Estuve trabajando de agente comercial, pero llevo tiempo que estoy en casa” y más ahora con el tratamiento que está soportando desde que le diagnosticaron cáncer de mama en junio de 2019.

Todo comenzó cuando como todas las mujeres “vamos a las revisiones cada dos años; yo había pasado el invierno con un resfriado que se suponía que era eso, un resfriado, pero le dije a la doctora que esto, el resfriado, no se me quitaba y entonces me mandó a un especialista y resulta que lo que tenía era encharcamiento de pulmones porque me estaba avisando de que había algo”. 

Tras varios días ingresada, “me hicieron una ecografía porque me habían estado buscando para repetirme la mamografía y entonces me detectaron el cáncer que tenía en el pecho”. Estuvo un mes ingresada en Antequera, “pero como me tenían que hacer algunas pruebas que se hacen en Málaga, pues me mandaron a Málaga, donde me hicieron una biopsia del pulmón al tener tanta tos, tenía inflamación en los bronquios”. 

Ante la incertidumbre, su hijo fue a hablar con la doctora, “él habló con ella y le dijo: ‘¿Dígame usted la verdad?’ y, llegó mi hijo y me dijo que la doctora le había dicho que eso tiene nombre y apellidos. A mí me afectó de tal manera que en ese momento me eché a llorar pensando como todo el mundo: ¿por qué a mí? Pero como tengo mis hijos que me consolaban constantemente, mi marido, la amistades, la familia, estoy viendo que esto tiene salida”. 

Fue duro el primer día, pero “no he vuelto a derramar ninguna lágrima más por ello, yo sigo para adelante como siempre, a mí me conocen mucha gente en Antequera y saben que soy una persona muy abierta y alegre”.

De momento, no le han operado, “han visto de un tamaño tan pequeño que han preferido darme la ‘quimio’ primero y ver cómo avanza. Pueden que me operen y me sigan dando sesiones, pero todavía no está estudiado”. 

La detección precoz es fundamental para cualquier cáncer como nos subraya esta mujer de 60 años: “Yo hacía lo que siempre decían los médicos. Una vez a la semana me exploraba cuando me duchaba, me plantaba delante del espejo, me miraba, me tocaba y no encontraba nada, ni me dolía nada”. 

Pese a su fortaleza, los primeros días son duros: “Yo le llegué a decir a mi hijo que si me pasaba algo, que se encargara de su hermana… cosas así porque me encontraba tan mal con el resfriado que tenía… Desde entonces  he estado hablando con familiares que han pasado por el cáncer y aquí estoy luchando”. 

Subraya lo importante, que es prevenir y llegar a tiempo: “Todos los médicos dicen que si llegas a tiempo, el cáncer es más fácil de combatir y superar. Creo que se debería de adelantar lo de las mamografías y que una espera de dos años es mucho tiempo. Imagina que te sale a los días y en dos años es tan grande, que no tiene solución. Creo que habría que mejorar el tiempo de las pruebas de diagnóstico”.

 

El día a día con la quimioterapia

Solo quienes han tenido que afrontar este tratamiento saben las secuelas y las molestias, por lo que Regina cree que la especialidad de oncología se tendría que ampliar a hospitales como el de Antequera. “Teniendo espacios como el de Antequera, no entiendo cómo no se descongestionan los de la capital”.

En Antequera se dan algunos tratamientos: “Yo cuando tengo que hacerme la analítica, tengo que estar la primera porque necesitan el resultado para darme o no la “quimio”, ya que depende de los resultados y sobre todo de cómo tengo las defensas. Después desayuno bien, paso por la doctora y antes de las 14 horas, me ponen mis sueros, salgo ya comida y todo para casa. Es una comodidad tener el servicio que tenemos en nuestro Hospital de Antequera”. 

Del tratamiento, Regina nos confiesa que lo peor es que se te caiga el pelo: “Mira, hoy para venir aquí es la primera vez que me pongo el pañuelo y nada más ponérmelo, mi hijo me ha dicho que me sienta muy bien. Luego, por parte de la asociación me van a llamar y me van a dar una peluca”. 

¿Cómo consigue animarse cada día que despierta?: “Pues lo tengo desde que me levanto, lo que pasa que te tienes que cuidar mucho. Te dan un tocho de papeles que te dicen cómo te tienes que cuidar la piel, los jabones que tienes que usar… son todos productos naturales que yo nunca me creía que iba a usar porque siempre se ha dicho que los médicos están en contra de los productos naturales, precisamente ahora es cuando yo estoy usando todos ellos”. 

Siendo nueva en esta lucha, ¿qué mejoraría para quienes vengan detrás?: “En general hay muchas cosas que hacer, porque estamos faltos de asistencia. Cuando me hicieron la biopsia en Málaga, yo tenía que estar tumbada, y por la noche a eso de las 4 de la mañana se me pasó el efecto de la anestesia y me dolía y pese a llamar al timbre, no venía nadie, y me tuve que levantar y andar buscando a alguien. También que haya más estudios para curar los cánceres que faltan, todavía hay algunos que no lo han superado para curarlos. Yo creo que deberían gastar menos dinero en cosas menos prioritarias y gastar más en sanidad”, concluye Regina.

 
 

 

La lucha de una madre con dos hijos: Rosi Morón

La segunda entrevista la tenemos con Rosario Morón Trillo (Antequera, 9 de septiembre de 1970), Rosi, “del Barrio del Carmen”, como nos dice ella y presidenta de CASIAC (Coordinadora de Asociaciones por la Integración de Antequera y Comarca).

Tuvo cáncer de mama hace tres años y está en el período de revisiones. Rosi decidió ir al médico porque se detectó algo raro: “Tenía un bultito, llegué a mi casa y le dije a mi marido que me mirara a ver si él lo notaba  o eran cosas mías, y me dijo que tenía un bulto y a raíz de ahí me fui a Urgencias y empezaron las pruebas, pero lo peor es que yo no me había visto el pecho hundido, si yo me lo fuera visto, hubiera acudido antes. Por eso es vital la autoexploración”. 

¿Cómo pudo afrontar su cáncer, siendo madre de familia y sabiendo ya lo que es la vida?: “Pues pidiendo ayuda, en mi caso desde primera hora mi familia me ha apoyado, mi marido, mis niños… yo he tenido mucho apoyo de la gente, muchos ánimos y entonces lo que tienes que hacer es contarlo, y lo primero de todo es ir al médico”.

De niños, siempre vemos a las madres como las que nunca se pueden poner enfermas. ¿Complicada su situación?: “¡Imagínate! Mi Ángel tenía 9 años y en ningún momento se lo oculté, ellos han pasado conmigo la ‘quimio’, cuando me rapé la cabeza, yo me puse un pañuelo y cuando llegaron, mi Adrián me preguntó que qué me había puesto, y le dije que un pañuelo porque me he quitado el pelo. Y cuando me lo quité, me dijo: “¡Mamá, qué guapa estás así! Y luego vi cómo le quitaba el pelo a sus muñecos de playmobil que tanto le gustan… ¿cómo no iba a tener fuerzas o a mostrarme lo mal que me sentía para que ellos me vieran?”.

Momentos en los que habrá fechas que no se olvidan: “¡Pues claro! Me operaron el 14 de febrero de 2017 y a la siguiente revisión, la oncóloga me dijo que estaba bien y le dije si me podía hacer un tatuaje y me dijo que sí y aquí los llevo, las iniciales de mis dos hijos”. 

¿Qué le recomienda a quienes pueden estar empezando a ser luchadoras del cáncer: “Cuando vayas, por ejemplo como en mi caso, que te tomen en serio, que no te digan que es un bulto cualquiera y que no tiene importancia”.

¿Y a los profesionales de la Sanidad?: “Que sean más humanos, que tengan protocolos para detectar el inicio del cáncer porque muchos van por un resfriado, un bulto, un problema común y no se dan cuenta que es un tumor. Creo que el cáncer debería de estar en todo protocolo médico. Luego es verdad que el personal sanitario de oncología es extraordinario: desde los cirujanos a los enfermeros… Pero creo que se debería de priorizar el cáncer como especialidad y con más personal”.

 

 

El cáncer no tiene edad: con 18 años, a Elena le decían que era estreñimiento y era un cáncer en los ovarios

Para terminar este reportaje, la joven Elena Hurtado Montilla (Palenciana, 12 de diciembre de 1997), quien con su testimonio evidencia que el cáncer no entiende de edad y que los síntomas son muchas veces complicados y que falla el sistema sanitario en no tener unos protocolos para localizarlo.

Hace tres años le decían que estaba estreñida, pero  lo que tenía era un cáncer de ovarios. Elena se fue a estudiar a Baza y notaba “un dolor en la barriga e iba al hospital continuamente, y siempre me decían que era estreñimiento. ¡Y venga a tomarme sobrecitos para hacer caca, aunque yo sabía que no era por eso!”.

Viendo que seguía acudiendo al hospital, le mandaron al ginecólogo quien le dijo que tenía “un quiste de 0,1 milímetros, que era normal para una joven de 18 años con las hormonas. Me quedo algo tranquila, lo dejo, y voy en junio y el quiste… ¡era de 15 centímetros! Me dijeron que era un teratoma inmaduro y yo le dije que eso qué era; y me dijeron que eso podía ser un tumor maligno, pero todavía no lo sabían”.

Fue un golpe para Elena ya que “fui sola, sin mi familia y sin nadie, y van y me dicen eso. Que me lo  tenían que quitar. Llamé a mis padres y le dije que tenía un quiste, yo le envié el informe y mi madre no es tonta y vio lo que había y ya vinieron ellos a por mí, fui a Cabra y ya me dejaron ingresada porque ya medía 17 centímetros y cuando me lo quitaron medía 20 y estamos hablando de una semana… ¡He tenido suerte en contarlo!”.

Viendo su caso le preguntamos que puede que haya muchos jóvenes que por la vergüenza, la edad o por ser las partes reproductoras, no se atrevan a ir al médico y puede ser casi una condena de muerte. “A quienes sientan reparo por decírselo a sus padres, al menos que se lo cuentes a tu mejor amiga, a tu pareja, a quien sea, pero que se lo cuentes a una persona y que si esa persona te puede ayudar que te ayude. ¡No lo escondas, porque mira que yo iba al médico y no lo oculté… imagínate si lo escondes! ¡No lo cuentas…!”. 

Con 18 años… ¿cómo reaccionas cuando te dijeron que tenías cáncer?: “De una manera muy natural. Yo el cáncer lo llevé de una manera muy positiva. A mí, mi oncóloga me dijo que tenía un 20 por ciento para salir, y yo le dije que en ese 20 por ciento me agarraba yo para salir. Con mi pareja, que es por lo que vivo en Antequera, llevaba un año y medio, y yo creo que ha sido una de las personas más importantes de mi vida, ha estado en todas las ‘quimios’. Dejó su vida a su lado para estar conmigo y es que… ¡teníamos 18 años, éramos unos niños, yo es que estaba rodeada, ha sido una manera muy positiva!”. 

También sabía que en casa no debía mostrar su temor por sus hermanos pequeños. “Entonces yo quería estar bien en mi casa y yo no quería que a ellos les pasara algo malo por verme a mí así, así que decidí dejar para mis momentos en soledad, mis malos ratos, y mostrarme muy positiva”.

¿Cómo llevaste el tratamiento? Porque viendo los síntomas y la edad, supongo que apostarían por sesiones duras: “Yo lo pasé muy malamente, porque me daban ‘quimio’ de lunes a viernes. Ahora me acuerdo y me río, pero no sé cómo explicarlo. Yo decía que yo no me iba, a mí me dijo mi oncóloga que me iban a dejar ingresada porque era todos los días y yo y mis padres decidimos que no, que yo iba para mi casa cada noche. En tu casa vienen tus amigos, viene tu pareja, viene tu familia, vienen tus abuelos… y es que te hundes entre una sesión y otra y ellos fueron mi fortaleza”.

¿Y cómo se tomaba el cuerpo tantas sesiones?: “Yo me enfadaba conmigo misma, porque yo quería comer, pero mi cuerpo no me dejaba comer. Te pones muy mala porque no tienes ganas de nada, pero cuando yo estaba bien, yo disfrutaba todo lo que podía. Porque la vida hay que vivirla al máximo cada momento, porque no sabes lo que te puede pasar mañana”.  

¿Cómo llevaste lo de la caída del cabello?: “Mi padrino me decía que me quería comprar una peluca. Mi amiga decía que se iba a hacer la plancha y yo decía… pues yo también; me lo tomaba muy natural”.

Suponemos que la fecha de cuando te dijeron que la “quimio” hizo efecto es como tu nuevo nacimiento: “¡El 5 de octubre de 2016!”. Y, tras lo que padeciste, ¿qué piensas?: “No me arrepiento de haber tenido cáncer. Conviviendo con él te das cuenta de tantas cosas… Valoras cómo la gente te quiere. Mi pareja, Rafa Montenegro Delgado, no podía estar conmigo en la ‘quimio’ durante 5 horas, y me veía por una ventanita… Una amiga mía, su mamá murió de cáncer y ella venía a verme siempre con una sonrisa. Son momentos duros y te preguntas por qué yo sí, y ella, no”.

Con 18 años, ¡vaya reacción que tuviste! ¿Qué le dices a los jóvenes, a las autoridades y al mundo en general sobre tu experiencia: “El cáncer es un tema tabú y no le damos mayor importancia como la que tiene, porque es que se está llevando muchísimas vidas por delante. Es cierto que mucha gente lo superamos cada vez más,  pero… ¿y la gente que se ha quedado atrás? Yo conozco a gente positiva como yo y se han quedado luchando. Yo creo que en los institutos deberían dar más charlas, pero no solo del cáncer, de más enfermedades… Es ahí donde se aprende y el cáncer es parte de nuestras vidas”. 

Tres casos, tres formas diferentes de cáncer, pero iguales en enfoque: la esperanza. En más de una ocasión, hemos escuchado a un médico decir que para superar el cáncer necesitas 2 de 3 puntos: uno es la Medicina, dos es cómo lo afrontes y el tercero, llámalo como quieras… casualidad, destino o fe.

De los tres, uno depende del enfermo y su entorno. Y como muy bien han demostrado en este reportaje Regina, Rosi y Elena, la familia, los amigos, el entornos… son vitales para ayudarte a pelear.

Cierto es que muchos se quedaron en el camino, que bastantes están batallando… pero hay más que lo superan y son quieres tienen que hacer posible que la sociedad responda más y mejor a la investigación, prevención, detección y la forma de combatir el cáncer para reducir cada vez más el porcentaje de mortalidad y aumentar el de esperanza de superarlo. ¿Te apuntas?

 

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