En un mundo que avanza a un ritmo vertiginoso, “el síndrome de burnout”, o agotamiento laboral, se ha convertido en un tema de creciente preocupación. Como psicóloga, he observado cómo esta problemática afecta no solo el rendimiento profesional, sino también la salud física, emocional y social de las personas, incrementando los periodos de incapacidad laboral.
El “burnout”, reconocido por la Organización Mundial de la Salud como un fenómeno asociado al trabajo, se caracteriza por tres dimensiones principales: agotamiento emocional, despersonalización (una actitud distante o cínica hacia el trabajo) y una disminución de la eficacia profesional. Aunque puede manifestarse en cualquier ámbito, es especialmente prevalente en profesiones de alta demanda emocional, como la educación, la salud y los servicios sociales.
La pandemia de COVID-19 exacerbó este fenómeno. Muchas personas se enfrentaron a la presión de trabajar en condiciones inciertas, con horarios extendidos y una separación borrosa entre la vida laboral y personal. Esto no solo incrementó los casos de burnout, sino que también desnudó la necesidad urgente de replantear nuestras formas de trabajo.
Sin embargo, hay medidas que pueden marcar la diferencia. A nivel organizacional, es crucial fomentar una cultura que valore el bienestar emocional de los empleados, proporcionando espacios para el autocuidado, promoviendo la flexibilidad y asegurando una carga laboral justa. A nivel personal, desarrollar estrategias de afrontamiento, como la planificación de las tareas, la división y reparto del trabajo, el respeto a los periodos de descanso, la desconexión en horas no laborales…puede ser esencial para prevenir el agotamiento.
La clave está en reconocer que el bienestar no es un lujo, sino un derecho y una necesidad. El burnout no solo afecta al individuo, sino también a la productividad y cohesión social. Invertir en la salud mental, tanto desde las empresas como desde políticas públicas, es una apuesta por una sociedad más equilibrada y sostenible. El desafío está en nuestras manos: aprender a cuidar de nosotros mismos y de quienes nos rodean.