domingo 28 abril 2024

Háblame

El cine de terror siempre ha explorado la psique de la sociedad actual. Siempre, de alguna u otra forma. El autor o autores de guiones originales, sin basarse en textos clásicos de la literatura de terror, han recurrido de forma consciente o inconsciente a los miedos que le circundan. “Háblame” no está exenta de esta particular premisa. Sus autores, Danny y Michael Philipou, nos introducen en un mundo adolescente con personalidades complejas. Sin entrar a matizar los diferentes personajes, y entrando de lleno en materia, la película denota de poco ritmo en su segunda parte.

Un pecado muy común, a veces, en directores que provienen de realizar cortometrajes. Cuando desarrollan una historia algo más larga, se pierden un poco en el desarrollo de alguno de los personajes o en la inclusión de secuencias que perfectamente pueden ser eliminadas de la trama. La prueba la tenemos al contemplar su final. Un final bien conseguido, que atendiendo a su comienzo y a algún que otro momento del total del largometraje, podría haberse convertido en un espléndido cortometraje.

No obstante, tiene algunas secuencias muy conseguidas en cuanto a transmitir al espectador angustia. Se le hecha en falta algo de psicología. No es un producto redondo. La ópera prima de estos hermanos acostumbrados a realizar cortometrajes y clip de vídeo en su canal de YouTube “RackaRacka” se aleja de utilizar demasiados efectos especiales digitales habituales en sus mini producciones, dándole un toque interesante en algunas de la propuestas. Consiguen que algunas de estas secuencias, cercanas al horror más que al terror, se queden grabadas en tu mente. “Háblame” podría haber sido muy rompedora si no hubiese sido tan explícita y hubiese jugado con la imaginación del público.

No obstante es una película entretenida y con algún que otro susto de por medio, amén de alguna que otra secuencia desagradable. Se echa de menos esos clásicos que cambiaron o aportaron al cine de terror, como “El exorcista”, “Al final de la escalera”… William Friedkin (“El exorcista”, 1973), con la mano embalsamada de “Háblame”, seguro hubiese hecho que al final mirásemos de reojo toda nuestra vida, a cualquier maniquí de un escaparate. Seguiremos expectantes a que nos sigan “Hablando” estos jóvenes hermanos Philipou.

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