viernes 3 mayo 2024
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Huesos débiles

Los huesos humanos están formados principalmente por minerales como son el fosfato cálcico y el carbonato cálcico. Estos minerales gracias a la acción de la Vitamina D se absorben de los alimentos en el intestino y se fijan en todo el tejido óseo del cuerpo. Los huesos normalmente se vuelven débiles y frágiles cuando se produce una disminución en su densidad ósea, esto ocurre en enfermedades, como por ejemplo, la osteoporosis.

Los huesos humanos están formados principalmente por minerales como son el fosfato cálcico y el carbonato cálcico. Estos minerales gracias a la acción de la Vitamina D se absorben de los alimentos en el intestino y se fijan en todo el tejido óseo del cuerpo. Los huesos normalmente se vuelven débiles y frágiles cuando se produce una disminución en su densidad ósea, esto ocurre en enfermedades, como por ejemplo, la osteoporosis.

En un principio podemos considerar que los bajos niveles de Vitamina D puede afectar a  nuestros huesos y realmente así es. Además la Vitamina D se vuelve biológicamente activa en el cuerpo mediante la acción de la radiación solar sobre nuestra piel, lo cual complica un poco más la absorción del calcio y del fósforo presentes en los alimentos. Aun así existen numerosas situaciones que pueden provocar una disminución de la masa ósea en nuestro organismo y que a priori, no estén relacionadas con la Vitamina D. Así por ejemplo, un estilo de vida sedentario o el uso de ciertos medicamentos (anticonceptivos orales) puede afectar directamente a nuestros huesos. Concretamente, en el caso de las mujeres el sufrir varios embarazos o situaciones hormonales muy concretas, como puede ser la menopausia donde se produce un déficit de estrógenos, afectarán con toda seguridad a sus huesos. Por otro lado, existen patologías como el hiperparatoroidismo donde se puede producir una desmineralización de los huesos.

En cualquier caso, una vez mas la prevención juega un papel fundamental, como es evidente hay que favorecer el desarrollo de la masa ósea en la juventud. Para ello deberemos tener una dieta equilibrada, hay que tomar regularmente alimentos ricos en calcio, como son los lácteos, los frutos secos o las sardinas en aceite. De igual manera debemos ingerir alimentos ricos en Vitamina D, como son la clara de huevo, los arenques o el salmón.

También deberemos practicar ejercicio físico habitualmente y adecuado para cada etapa de la edad de nuestra vida. Si lo piensan bien todas estas medidas son la base que nos puede ayudar a mantener y aumentar nuestra belleza.

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