Pero llegó. Un aire lleno de frescura e ilusiones se mueve entre nosotros desde el pasado domingo. Y dispuesto a envolver a todos los ciudadanos de Antequera, a dar cobijo a los de una u otra idea, religión, raza o maneras de pensar. ¡Qué necesario se hacía!
Ahora esta ciudad tiene un motivo de alegría, una savia nueva que alimente sus cimientos para sentirnos seguros y protegidos, y todos, sin excepción seamos partícipes del mismo proyecto. Sé que esto ocurrirá porque este joven equipo tiene muchas ganas de trabajar y mejorar una situación que venía haciéndose casi insostenible. El cambio se había convertido en un lamento, iba de boca en boca, en tono bajo, en grito, centro y tema de cualquier conversación callejera.
Han trabajado lo suyo, le han puesto ganas y coraje, y han arañado uno a uno esos votos desencantados de una forma de gobernar partidista, plomiza y tediosa. Los socialistas no sólo han perdido por ese «tsunami de la crisis que recorre todo el país» como dijo Rosa Torres. Se ha cuestionado su forma de gobierno, su falta de atención a los problemas reales, casi exclusiva a los suyos, sus formas de trabajar donde el dinero se ha dilapidado, poca conciencia para admitir que a otros les hacía falta esas partidas que en una simple merienda de tarde de toros podrían haber arreglado la situación dramática de alguna familia. Y se han creído muy por encima de los demás, imbatibles. Todo a lo grande, la campaña electoral, la más costosa. Todas las marquesinas para ellos, las meriendas, reuniones, el avasallamiento en los mercadillos, que dejó a mucha gente en su casa por no sentirse marioneta de sus deseos, y sobre todo, el cierre electoral gastando lo que no tenían y regalando humo, porque los sentimientos y las ideas de justicia que tanto predican se perdieron cuando les apareció dinero por todos lados y pensaron que todo se puede comprar. La sombra es buena aliada para la meditación y el examen interior, y si son listos aprovecharán la travesía del desierto que les espera, que será larga, muy larga.
Manolo es una persona honesta y cabal, de familia media, trabajadora, creyente y popular, que no creo que el cargo le haga levantar los pies de la tierra y que en su agenda de trabajo va a tener las urgencias y prioridades en un puesto destacado. Está rodeado de personas muy válidas que van a dar un nuevo impulso y esperanza a muchos desfavorecidos no sólo de tema económico, también de la exclusión social por no pensar en clave de rosa, y se va a producir una nueva salida del sol, nítida y cálida que difícilmente volverá a oscurecer esta ciudad.
Desde el lunes, en la calle todo el mundo es popular. Mejor, así estos chicos que comienzan la andadura con seguridad y ánimos suficientes, se sentirán queridos y acompañados, lo más noble que puede pasarle a un político. Cuando el dinero falla, quedan siempre las ideas y el sentido común para saber cómo obrar de la mejor manera y cómo actuar en los casos de emergencia. Esto lo hará Manolo, al que cabe el honor de ser el primer alcalde que con las siglas del partido gana las elecciones en más de treinta años de Democracia. Hay mucho talento en él y alrededor de él; lo empleará bien y tendremos equipo de gobierno para treinta años más. Mi más sincera enhorabuena.
