sábado 4 mayo 2024

Tanorexia

Cada día surgen más neologismos para definir lo que siempre hemos llamado una obsesión, una manía por algo. Algún seguidor de esta soleada página, podría –le estoy oyendo ya–, decirme: cuidado con la vigorexia… Pues sí, pero eso lo desarrollaremos otro día, hoy, básteme decirles que las obsesiones podremos detectarlas, para ello no tendremos más que disponer, el permanecer una semana, sin la actividad en concreto y analizar el estado de ánimo al que llegamos. Particularmente tan sólo he encontrado un par de actividades, las cuales si pretendo permanecer más del tiempo expresado, si me han causado síntomas de adicción, son aquellas dos, las cuales al ser humano le suelen venir dadas en genética y que determinan la perpetuidad de la especie, alimentación y procreación.
 
No busquen tanorexia en el RAE, no la van a encontrar, es un argot empleado para definir una condición, un estado, en el cual el ser humano, la persona, genera una necesidad obsesiva por lograr un bronceado de la piel a lo largo de todo el año, ya sea bien tomando el sol, o a través de las cabinas de rayos ultravioleta.  Estudios realizados indicaron que dicha adicción al bronceado es producida por una liberación de opioides y endorfinas mientras tomamos el sol, o lo que es lo mismo tomar el sol puede terminar produciéndonos una adicción.
 
Son las modas. Si nos remontamos unas décadas nos encontraremos con que lo “adecuado” era mantener un tono claro en nuestra piel. Era inclusive una connotación relativa o indicativa de clase social. El entorno rural, siempre por desgracia tan denigrado, al tener que permanecer durante muchas horas al sol, provocaba un color de piel no deseado por el ciudadano de la urbe, que para nada quería ni por asomo parecer un… cateto del campo, sino que se sentía orgulloso y mantenía en alta estima el esclarecido de su cutis. 
 
Hoy, inducidos las más de las veces, por dictámenes comerciales, impera el color moreno de la piel; el bronceado de nuestro cuerpo se puede convertir en una verdadera obsesión. Y si no llegamos con las horas de exposición al sol, reventamos en la medida de lo posible nuestro exiguo presupuesto y asistimos a sesiones en estresantes cabinas de rayos. Eso sí, para poder seguir diferenciándonos del personaje del mundo rural, del cateto, habremos de preocuparnos muy mucho de que no se noten las señales o marcas del sol en nuestra piel: el llamado “moreno albañil” sigue siendo un mal indicativo de clase social. 
Los ciclistas cuando salimos a practicar nuestro deporte favorito, es evidente que si hay sol, tendremos largas exposiciones al mismo.  El maillot y el culote nos van a crear unas zonas en nuestra piel muy claras, mientras que las expuestas directamente al sol terminarán con unos tonos mucho más oscuros. Esto se puede convertir en una doble necesidad de exponer nuestro cuerpo al sol, para “borrar” dichas marcas.
 
El culto al cuerpo y la necesidad de perfeccionar nuestra imagen puede llevarnos a una excesiva exposición a los rayos ultravioletas, hecho que podría ser causa de muchos efectos secundarios negativos, adicción…. Y el peor entre ellos, el cáncer de piel. Alguna vez mis compañeros de pedaleo se han tomado a gracia el blanco tono de mi piel expuesta al sol durante el pedaleo, más de una vez he tenido que explicar que se debe al uso de un protector de piel con factor 50, se lo recomiendo para las largas exposiciones al sol. Que ustedes disfruten el verano.
Más información edición digital www.elsoldeantequera.com y de papel.
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