lunes 24 marzo 2025
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Y llegó febrero del 2025

Si llegó este nuevo febrero, silencioso, como siempre, tras el estruendo de los últimos días de diciembre del 2024 con la GOTA FRÍA sobre Valencia y sus estragos, y el no menos estruendoso enero del 2025 con su Navidad familiar de casi siempre, sus cabalgatas de los Reyes Magos, sus exageradas luces y sus recuerdos de la todavía reciente y famosa –por triste– GOTA FRÍA… De todo nos han ido informando exhaustivamente las diferentes TV autonómicas a las que tengo acceso. Y así, casi silencioso, apareció este nuevo febrero, cuyos humildes lejanos orígenes fueron aquellos de febrerillo el loco, con sus calurosos e “inesperados” días, y aquellas roscas de San Blas, bendecidas, claro… ¡Qué recuerdos de mis silenciosos febreros de “antes”!

Este febrero del 2025 llegó silencioso, aunque cargado de actos que lo hacen más “actual”: febrero se ha ido llenando de FITUR, feria internacional del turismo, con participación antequerana, cada vez más relevante, y ¡cómo no mencionar nuestro día más andaluz, el Día de Andalucía! Sí, este FITUR me ha traído mi recuerdo íntimo del FITUR 2024 y de su celebración inesperada, por lo sentida, con mis amigos del Colegio de la Victoria. Fue un gran día de los que dejan a uno sin habla…

Este nuevo día de Andalucía del 2025 me trae muchos recuerdos, buenos y menos buenos. Los buenos están relacionados con el otorgamiento de los Efebos a los buenos antequeranos; los malos me los trae a la memoria el reciente fallecimiento de mi amigo Alberto Pérez de Vargas, sobrino de Blas Infante. Alberto, más que un gran matemático –yo diría escritor y matemático– me habló mucho de su tío y de toda la familia de Blas Infante. Yo añadiría aquí, con toda humildad, que mi febrero fue un mes menos silencioso y más normal: febrero fue el mes de mi nacimiento y el mes en el que “heredamos” el famoso día de San Valentín, de origen pagano. (Recomiendo la lectura de todo lo escrito sobre San Valentín).

Mientras tanto, demos a este febrero el sentido y contenido que le ha querido dar nuestro periódico, nuestro Sol de Antequera. Enviemos nuestro homenaje a nuestro director A. J. GUERRERO, que ha sabido dedicar algunas de las páginas de “El Sol” a temas muy actuales, algunas páginas de este número han sido dedicadas a uno de los temas del mes: el 4 de febrero estuvo dedicado a una de las preocupaciones médicas del momento: el cáncer. Y nuestro “Sol” dedicó una buena parte de su espacio a este tema; nuestro director habló largo y tendido con el Dr. ALBA, ese brillante oncólogo archidonense que, tras formarse en grandes centros de prestigio, trata de explicar sus conocimientos en sus cursos universitarios, charlas y conferencias, y de aplicarlos a enfermos que acuden a él directamente o acompañados de sus familiares que parecían decir: siempre nos queda el Dr. ALBA y su equipo, en Málaga. Gran decisión de A. J. GUERRERO, la de dedicar parte de su tiempo, con fervor, a escuchar y transmitir lo que decía el Dr. Emilio ALBA, a quien yo he seguido la pista tantos años, y que ha seguido manteniendo lo que afirmaba hace años: si se emplearan más recursos, la curación del cáncer llegaría antes. Esta afirmación, la completaría el Dr. ALBA diciendo: si se emplearan más recursos en investigación y estos recursos llagaran a buenas manos, la curación del cáncer llegaría antes.

De esta forma lo veía yo cuando aún estudiante de mi primer doctorado en Bioquímica en el CSIC de Madrid, y posteriormente de mi segundo doctorado, en el CNRS de París –este último, el ansiado por muchos Doctorat-ès- Sciences–, veía cómo se empleaban, en mi opinión, mal, los recursos financieros de la Investigación Clínica orientada al Cáncer. Siempre mantuve que había ramas de la Ciencia, muy BIO, y otras menos BIO que vertían sus conocimientos en el cáncer. Así sigue ocurriendo. Todas estas ramas dependen de los mismos fondos; velemos por esos recursos, y velemos porque lleguen a los grupos que lo merecen, ya sean en Ciencias muy BIO o en Ciencias menos BIO. No dejemos de pensar en grupos como el del Dr. ALBA, y en los pacientes y familiares que dependen de ellos. El propio Dr. ALBA lleva pensándolo, y diciéndolo desde hace años muy alto y claro: hace falta dedicar más recursos económicos a la investigación del cáncer.

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