sábado 27 julio 2024
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Y pasó la Navidad

Esta última Navidad, pasada en el pirineo oscense, me ha traído muchos recuerdos de otras Navidades, pasadas en Antequera, y en otros lugares de otros países, en los que, en estos tiempos modernos, mucha gente espera estos días por aquello de las iluminaciones laicas y las Rebajas de Navidad… He recordado las canciones navideñas de siempre; las que se cantaban en Antequera, y las que se cantaban en otros lugares. Y he retenido este año aquella canción de Bing Crosby, tierna, y que no dudó en compartir con otros, de título White Christmas (Blanca Navidad, en español).
Los primeros pasos de esta canción dicen: I’m dreaming of a White Christmas. Where the treetops glisten. And children listen… (en español: sueño con una blanca Navidad, en la que las copas de los árboles brillan, y los niños escuchan…).
Esta última Navidad pirenaica, con un tiempo poco navideño, cálido y seco, las copas de los árboles no han brillado como cuando están cubiertas de nieve, pero los niños sí han escuchado… Todo sucedió sin pensarlo, unos días después del entrañable y simbólico 25 de diciembre, el 30 de diciembre, vísperas del fin de este año 2022, y hay que calificarlo como un regalo navideño. Fue una auténtica sorpresa de Navidad. Les cuento.
Pasaba yo unos tranquilos días navideños en compañía de mi familia, incluidos mis hijos y nietos venidos del continente americano, cuando en la biblioteca del pequeño pueblecito pirenaico Villanúa, dirigida de forma impecable por Miriam Stolisky, y apoyada por la concejala de Cultura, Ana Etxabe, encontraron un hueco para la última actividad cultural del año en la propia biblioteca. Hago hincapié en esta actividad cultural “puertas adentro”, porque el día siguiente, 31 de diciembre, se iba a celebrar la carrera del año: la famosa “San Silvestre” de Villanúa con la participación de más de 1200 corredores… y bajo la responsabilidad organizativa de Ana Etxabe.
La actividad cultural “de puertas adentro” consistió en la presentación de mi último libro FLORES, FRAGANCIAS E ILUSIONES, yes aquí donde los niños jugaron un papel preponderante: sin duda que escucharon, a tenor de las preguntas que me formularon. Esos niños me llevaron a la canción de Bing Crosby. No fue una blanca Navidad de copas nevadas de los árboles, pero el día sirvió para que aquellos niños, sentados en el suelo porque no había otros sitios disponibles, escucharan e hicieran preguntas. Hube de responder a preguntas inteligentes, y dediqué algún tiempo a pensar, antes de responder, en especial a una incisiva pregunta sobre las cosas que yo soñaba…
La tarde cultural transcurrió, pródiga en emociones, en una biblioteca atestada de personas adultas y… niños. Deseo agradecer a Miriam y Ana, encargadas de una escrupulosa preparación de que todo fuera tan bien, a mi hija, la doctora María Luisa Alcaide, por su colaboración en la dirección del coloquio, y a todos los que llenaron el local –familiares Alonso y no familiares–, por haberme acompañado en un acto tan entrañablemente navideño.

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