domingo 19 mayo 2024
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Reflexión de la Solemnidad del Corpus Christi

· Primera lectura: Génesis 14, 18-20.
· Salmo responsorial: Salmos 109. “Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec”
· Segunda lectura: Primera Corintios 11, 23-26.
· Evangelio: Lucas 11, 9b-17.
Esta fiesta del Corpus Christi, la fiesta del día del Señor nos traslada a los momentos más entrañables e importantes de nuestra fe. Si, esta fiesta nos lleva al cenáculo, a la noche donde Jesús celebra su Última Cena junto con sus discípulos.  
 
«Haced esto en memoria mía» son las palabras que repetimos los sacerdotes cada vez que celebramos la Eucaristía. No pide que lo recordemos, sino que hagamos vida su entrega de amor. Por eso, no hay de verdad celebración de la Eucaristía si no tenemos los sentimientos que tuvo Jesús, si no intentamos entregarnos y amarnos como Él nos ama. 
 
La fracción del pan es un gesto que a menudo pasa desapercibido en nuestras misas, pero que sin embargo refleja a la perfección lo que Jesús quiso enseñarnos: Ese partir su Cuerpo es un signo de su entrega total por amor a su Padre, y a nosotros, sus hermanos.
 
El peligro que tenemos todos, cuando contemplamos o celebramos la Eucaristía, está en acostumbrarnos a vivir este gran misterio: Perdemos tensión, terminamos por reducirlo a meras fórmulas, que apenas nos dicen nada del derroche de amor de la Última Cena. 
 
Por eso, en esta fiesta tan especial podíamos pedirle al Señor que nuestro corazón sienta su cercanía al contemplarlo vivo y presente en cada Eucaristía, para que como le pasó a  los discípulos camino de Emaús, también arda nuestro corazón al sentir su presencia real, para que aumente de verdad la fe en nuestro Señor. 
 
Pero la celebración de este día, no puede quedarse en un diálogo intimista y devoto entre Jesús Sacramentado y cada uno de nosotros. A la Eucaristía nos invita a todos, a toda la gran familia de la Humanidad.
 
Como ocurrió en la escena del Evangelio de Lucas que acabamos de escuchar, a través de sus discípulos, parte el pan y se hace alimento para nuestras vidas. Es una de las riquezas de este sacramento. 
Por el único sacrificio de Cristo, todos estamos invitados a participar de su única mesa. El mismo Señor nos alimenta a todos, en cualquier parte de este planeta nuestro. Por eso decimos que la eucaristía edifica a la Iglesia. Es el sacramento de comunión que nos hace a todos sentirnos hermanos: allí donde los cristianos se reúnen a celebrar la eucaristía, allí está la Iglesia. 
 
Es el sacramento de nuestra fe, proclamamos al terminar la consagración. Y es cierto, es el Señor quien nos reúne a celebrar la única Eucaristía, el gran don que dio a su Iglesia. Y con otro elemento importante en este día: Dadle vosotros de comer. Es la invitación que escucharemos en el evangelio. Algo que debe seguir resonando en nuestros oídos y en nuestros corazones, para sentarnos dignamente en la mesa de este sacramento.
 
Los días especialmente eucarísticos, Jueves Santo y este día del Corpus, son días dedicados a la Caridad con mayúscula para nuestra Iglesia. No podemos sentarnos a celebrar la Eucaristía y olvidarnos de los hermanos, especialmente de aquellos que más sufren, que además son los preferidos de nuestro Dios.
 
Así la Iglesia de España, y en ella nuestra Iglesia de Málaga celebra hoy el día de la Caridad. No podemos separar nuestro amor a Dios, a Jesús resucitado y vivo en la Eucaristía del amor de la ayuda del hermano más desfavorecido. Ese sigue siendo nuestro desafío hoy.
 
Como nos recuerda en este día nuestra Iglesia, en un mundo donde todo se mide en la eficiencia, el evangelio nos pide dar espacio a la compasión, única respuesta a la cultura del “descarte” que tanto señala el papa Francisco. Frente al «usar y tirar» actual, la Iglesia trabaja en dar a cada uno el lugar que en justicia le corresponde a cada uno su lugar.
Por eso os pido que seáis generosos en día del Corpus, que es expresión de nuestro compromiso con Jesucristo, y con quien en nuestra Iglesia testimonia nuestro amor con los hermanos necesitados, que es Cáritas. No podemos decir que amamos a Dios sino lo hacemos con el hermano necesitado. Que sea nuestra invitación a acompañarlo por las calles de nuestra ciudad. ¡Feliz día del Corpus, hermanos!
 
padre Juan Manuel Ortiz Palomo 
 
 
  
  
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