viernes 3 mayo 2024
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Santa Clara, el convento con una rehabilitación hecha con mano invisible

 
 
La rehabilitación compleja y meditada de cualquier edificio histórico es una perseverante indagación que, en sí misma, conforma una historia que siempre merece ser contada. La investigación continua, las decisiones tomadas y los cambios de opinión, las intenciones frustradas y el necesario paulatino conocimiento del edificio constituyen un ejercicio intelectual denso que los ciudadanos deberían poder conocer tras la intervención. Ésa ha sido siempre mi intención en todo edificio en el que he actuado pero, especialmente, en el Convento de Santa Clara.

 
Constante y patente era la ilusión de poder rehabilitar este convento porque, entre otras cosas, se desconocía bastante sobre él. Sólo se habían llevado a cabo pequeñas obras como la sustitución de las cubiertas o la limpieza y apertura de huecos cegados. Como otra actuación puntual más se encargó la reconstrucción del camarín de la iglesia al gran maestros Manuel Campos quien, generosamente, me invitó a trabajar conjuntamente en este proyecto, dada mi pasión por nuestro patrimonio. 
Sin embargo, lo que era una mínima intervención fue creciendo hasta convertirse en la rehabilitación de todo el convento e incluso la anexión de un bajo colindante para darle uso de Centro cultural al conjunto. Fue, pues, un regalo inesperado para los antequeranos fruto del éxito de la confluencia inusual de profesionales muy comprometidos.
La importancia del conjunto original
De la importancia del conjunto original nos dio un idea el imponente volumen de la iglesia: altísimo y estrecho, conventual y elegante, nos introduce en un templo típico de orden de clausura, donde el sonido reverbera enormemente ante el gran vacío y el espíritu permanece, a la vez, recogido y alegre ante una luminosidad completamente ascendente.
 
De la elegancia de su construcción rindió buena cuenta la sacristía, quizá el espacio más coqueto del conjunto. Recogida y armónica, señorial y acotada, esta pieza supone el complemento arquitectónico perfecto de la gran nave, conformando ambas una dualidad inseparable de antagónicas complementarias características y seducciones arquitectónicas.
 
Del enorme tamaño del convento original nos rindió justicia la importante estructura de lo poco que se conserva de él: la casa superior, a la que yo, poéticamente, llamé la casa de la miel, porque una de las familias que la habitaban antes de nuestra actuación vendía este alimento en lo que fue el patio del convento. 
 
Delicada, atenta y meditada fue la rehabilitación de todos los espacios y elementos que encontramos: se escucharon los muros, se saborearon los materiales, se retó a las estructuras. Dejamos expresarse al edificio, limpiando lo superfluo y descubriendo lo esencial. Y en el fantástico patio mimamos el respeto histórico dado que fue concebido con una tan extraordinaria belleza que no podíamos hacer más que traerla anónimamente a la luz.
 
 
 
   
Estar al servicio del edificio
Nuestro obsesivo empeño fue ser invisibles, estar al servicio del edificio. Se decidió anexar al conjunto el local comercial del edificio contiguo, en forma de arquitectura altamente respetuosa pero rotundamente actual, proponiéndose interiores con los mismos materiales y las mismas formas que el convento, pero reinterpretadas contemporáneamente, digeridas lentamente y reconfiguradas para ser tan propias de la obra precedente como de nuestros días.
 
En todo el proceso de la rehabilitación, Santa Clara no dejó de sorprendernos desvelándonos la desconocida belleza que escondía en sus muros, lo cual aumentaba nuestra autoexigencia, la necesidad de respeto al majestuoso e incólume pasado y la obligación de meditar y sopesar cada decisión sobre el convento. 
 
La rehabilitación de Santa Clara es una historia feliz, de escucha y mimo, intelectual y matérica que merece ser largamente contada. Lo haré. Más información, edición impresa sábado 10 de septiembre de 2016 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).
 
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