sábado 20 abril 2024
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El vino como fuente inspiradora: los brindis

Como prueba del efecto inspirador del vino, el hombre supo inventar los brindis; algo que jamás se le hubiese ocurrido a persona alguna, sin los efectos y ayuda del vino. Los brindis: Son manifestaciones orales de carácter festivo, acuñadas por la tradición que se recitan en tono de jácara antes de beber. Nos referimos no a los brindis oficiales, sino a los acuñados por la tradición oral y que no se crearon para ocasiones trascendentes. 

Manifiestan un espíritu deslenguado y chispeante y están emparentados con los goliardos de vida disipada y placentera. Siempre exaltan la satisfacción de beber y lo hacen sin miramientos ni templanzas. A veces gustan de la pendencia y la bronca apasionada propia de tabernas y bodegas concurridas. Se hacen presentes sin protocolos en merendolas y cuchipandas de amigos y lo mismo armonizan con los postres que con el aperitivo. Cumplen una función jocosa regalando el oído y buscando el regocijo de quienes escuchan.
 
Existen muchas modalidades, tanto por la extensión como por el contenido. Unos van destinados a la recitación unipersonal mientras que en otros se requiere la concurrencia de dos o más personas como si de una puesta en escena se tratase. En casi todos se magnifica la camaradería y amistad que late en el vaso de vino. Algunos se visten con el endiablado y florido ropaje de los trabalenguas; otros invocan el nombre de Dios con su corte de ángeles, arcángeles, patriarcas bíblicos o una legión dispar de santos. 
 
Además de recitarse, los brindis se han descrito en las paredes de bodegas invitando con su mensaje festivo a entrar en situación. También los alfareros han grabado en azumbres, cántaras y jarras destinados a contener el vino. Existen muchos brindis y muchas maneras de concebirlos. Podemos afirmar que hay una escala para medir el grado de la borrachera y, según en donde nos encontremos en esa escala, irán apareciendo los brindis:

1. Facilidad de palabra.
2. Exaltación de la palabra.
3. Cantos regionales.
4. Tuteo a la autoridad.
5. Insultos al clero.
6. Delirium tremens

Algunos de los brindis más significativos y  repetitivos son:

Vino, vinín,
de la copa, copín, de la cantincopa.
El que no diga tres veces
vino, vinín,
de la copa, copín,
de la cantincopa,
no beberá ni gota.
-¿De dónde eres?
-De Villarramiel.
-¿Vecino?
-De Gibraltar.
¿Dónde tienes la casa?
-En la plaza.
-¡Caramba!, junto a mi casa.
-¿Y la viña?
-Junto a la cuesta.
-¡Caramba!, junto a la nuestra.
-¿Cómo se llama tu mujer?
-María.
-¡Caramba!, como la mía.
-¿Y tu hermana?
-Ana.
-¡Caramba!, como mi hermana.
Y ¿cómo es que siendo 
de Villarramiel,
vecino de Gibraltar,
teniendo la casa en la plaza
¡Caramba!, junto a mi casa
y la viña en la cuesta
¡caramba!, junto a la nuestra,
llamándose tu mujer María,
¡caramba!, como la mía,
y tu hermana Ana,
¡caramba!, como mi hermana,
¿por qué no nos conocíamos?
-Porque no bebíamos.
-¡Para que nos conozcamos!
-¡Bebamos!

Otros brindis son más simples y amenos.

Éste es el vino de Rebusco:
él me busca y yo le busco;
él piensa en volverme loco,
pero yo pienso en dejar muy poco.

¡Oh, vino, que tanto alegras
y llenas todos los bares,
nacido en las verdes hojas
y pisado en los lagares!
¡Dios quiera que tú me laves
pecho, garganta e higadillo,
y vengan para esta boca
dos mil doscientos cuartillos!

Vino, vinete;
se bebe por la boca
y se mea por el pichorrete.

Dicen que del cielo vino
la semilla de la cepa;
siendo el vino tan divino,
bebamos cuanto nos quepa.

¡Por ellas!
Por las más bellas,
por las del culo gordo,
por las del cuello alto,
por las que nos dan sus labios 
a besar desinteresadamente.
¡Por las botellas!

-¿Estamos todos?
-Estamos.
¿Cual caballeros?
-Cumplimos.
-¿A las mujeres?
-Amamos.
¿Pero ante todo?
-Bebamos.

-¿Bebió nuestro padre Adán?
-Bebió.
-¿Y nuestra madre Eva?
-¡Oh, cuán borracha era!
-El que bebe, se emborracha.
-¿El que se emborracha…?
-Duerme.
-¿El que duerme…?
-No peca.
-¿El que no peca…?
va al cielo.
-¿Puesto que al cielo vamos…?
-¡Bebamos!


Sangre de Cristo,
cuánto tiempo ha que no te he visto;
pero ahora que te veo,
gloria in excelsis deo,
lingotazo que me arreo.

Proa, (arriba)
popa, (abajo)
babor, (derecha)
estribor, (izquierda)
centro y adentro.

Algunos más groseros:
 
Brindo y bebo,
alzo la pata
y se me ven los huevos.

Alzo el brazo,
doblo el codo
y me bebo todo.

Suave vinito,
dulce tormento
-¿Qué haces aquí?
-Vamos pa dentro.

Benditos sean los borrachos,
porque ven a Dios dos veces.

El hombre que bebe agua
teniendo vino en la mesa,
es como el que tiene novia
y la mira y no la besa.

Yo, como no sé brindar,
¿qué tengo que hacer?
Beber y callar.

Otros son más religiosos:

El vino es sangre de Cristo,
el que no lo bebe, no anda listo.

Como bien dijo el dios Baco:
-Es mejor oler a vino,
que oler a sobaco.

El tabaco, el vino y la mujer
al hombre echan a perder;
pero si lo toma con medida,
al hombre le dan la vida.

Seguro que en estas pasadas fiestas, alguno de estos brindis lo habremos oído. Pasadas las pascuas, a esperar al Carnaval para festejarlo con buen vino y originales brindis.
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