viernes 22 noviembre 2024
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Manolo Cortés rinde homenaje en su Pregón a las familias de los barrios y emociona con su dedicatoria al Cielo

Hay pregones y pregones. Manuel Cortés Sánchez sacó todo lo que tenía su corazón, con recuerdos de sus años de niño marcados por sus padres y plazuela, su juventud dorada con las ferias de entonces, su enamoramiento con su mujer, el regalo de sus hijos, la caída al perder a su amada esposa y cómo se levantó una y otra vez con el regalo de los colegios, sus nietos y los mayores de San Juan de Dios.

Así fue el Pregón de la Real Feria de Agosto de Antequera de 2024 donde Manolo Cortés se gustó y gustó a todos los que estuvieron presentes, con uno de los llenos más grandes que se recuerdan en el patio del Ayuntamiento. Tras el acto inaugural a mediodía en el Paseo Real, tocaba el acto oficial. Nombramiento de Regidora y «manolas», el regalo de Mael Flamenco y el Pregón.

Antes, el pregonero del pasado año, Pedro Ruiz, dio una lección de cómo dar el relevo. Compartió las vivencias de Cortés y puestos a soñar, le pidió que cerrara los ojos y, en ese momento, hizo entrar a sus tres nietos. Ellos le pidieron que tomara el atril y al abrir los ojos, quedó perplejo, emocionado y agradecido. Las cosas hechas con el corazón.

Dedicatoria al Cielo

Tras el relevo, el pregonero saludó a los presentes, agradeció ser nombrado tal honor y emocionó nada más empezar con la dedicatoria: «Se lo dedico a mis padres: Manuel y Teresa, a mis suegros: Salvador y Lita; a Proyecto Humano, a la Residencia de San Juan de Dios (donde actualmente soy voluntario) y muy especialmente a la que fue mi mujer: María Auxiliadora».

Viajó en el tiempo a 1958 cuando nació en la calle Santísima Trinidad y habló de su padres: Manuel (el de la tienda de la Plazuela, el de Gandía) y mi madre, Teresa (una de las Rufas). «Mis padres empezaron de cero, era una casa grande, antigua y entre el zagüán y la salita abrieron una tienda, empezaron su nueva vida de comerciantes: eran jóvenes con fuerza y ganas de vivir».

Con música de El Kanka describió su plazuela de San Bartolomé. «Cambrón, Santísima Trinidad, San Bartolomé, Pizarro- Bombeo, Estrella-Higueruelos y San Miguel». «Todas como afluentes de un río iban a desembocar a mi Plazuela, a mi Plaza de San Bartolomé, a mi Fuente (ésta es octogonal y en una de las caras tenía otra fuente chiquita con un chorro de agua para beber y ahí sacó ya su humor: «¡Qué agua tan fresquita! ¡Manolín, ve por agua a la fuente para el gazpacho!».

Mencionó todos los comercios, desde la de Antonio Cortés, Cartonajes de Pedro González, Dolorcitas la Costurera, Dolores la Pastelera, el taller de Antonio Navarro, la barbería de Julián, el Bar de Ramitos, la Churrería de Teresa, la tienda de Paco Vegas, la Zapatería de Juan Mena…

Tras su infancia en la plazuela, las primeras ferias que recuerda, la de 1965 con los recuerdos de las noches, los molletes, los serenos y la música. Los caballos llenaban la plaza por la muestra de ganado. Años donde el trabajo de los padres impedía a los niños a ir todas las noches a la feria. «Mi madre por la mañana preparaba la ropa que nos iba a poner, lo mejor que teníamos y algo seguro que estrenábamos; hasta la comida era especial».

Tras prepararse, el partido de fútbol y «la primera parada era hacernos la foto, el fotógrafo Gabriel que se ponía en la entrada del paseo (típica de todos los antequeranos de aquella época) y por fin llegamos al Real a los cacharritos, felices como perdices». Años del circo en el ferial.

En su peregrinar por las ferias, la de 1972, con atracciones múltiples como «el Látigo García, la Ola, los Aviones, el Tren de la Bruja, las Cadenas, El Tío Vivo». Con las comidas y bebidas típicas y el descubrimiento de los coches de choque. Y al año siguiente, en 1973, nació la Peña de los 20, creada por la Cofradía del Mayor Dolor. «Allí nos concentrábamos, con actuaciones de primera fila, sin duda marcaría las ferias de Agosto de esta década». Años de reinas de las fiestas y de cabalgatas con las majorets con Brillantina al frente.

Ferias donde las orquestas eran fundamentales como las que llevaron el nombre de Torcal,  Los Bombines, Los Celulas, Hamelin o los Pinkys. El pregonero dio una lección de recuerdos de ferias con artistas, cómo iban creciendo y cómo la ciudad se iba transformando. Entre las muchas vivencias, ver a María Jiménez, Triana, Tequila, Gibson Brother, Camilo Sesto, Víctor Manuel y Ana Belén, Manolo de Vega y Paco Gandía, José Luis Perales.

Llegó el año 1982 cuando la familia Ruiz González, los Madrigueros, pusieron una caseta en la Glorieta Ruiz Pérez. «Necesitaban camareros y Antonio ‘hijo’ nos dijo que si queríamos trabajar en la caseta que su familia había cogido, sin pensarlo 2 veces le dijimos que sí». «Recuerdo una de tantas ferias en la caseta de la Madriguera, ella con su paquete de ducados, eso no le podía faltar, entramos al anochecer y salimos al amanecer, la Mari perfectamente se bebiera una caja de botellines de Cruzcampo y a la hora de pagar le dice Antonio; Teresa ¿tú cuantos botellines te has bebido? Y ella decía yo, cuatro».

 

Sus recuerdos por los colegios que pasó

Momento en el que Manolo Cortés recorre las ferias por los diferentes colegios donde trabajó. «Creaste un puesto nuevo en Educación (monitor escolar) así no me moviera de esta ciudad; primero me mandaste cuatro años a San Juan, para que me envolviera en su barrio, en su gente humilde, pero de gran corazón. Sus casas blancas, ventanas adornadas con macetas de colores llenas de geranios».

Luego, en 1988, «me bajaste al Infante Don Fernando, destacando por sus casas matas, blancas y sus patios floridos, aquí pasé gran parte de mi vida: 28 años. Cuando hablo de Infante se me viene a la cabeza muchos y grandes maestros». Fue cuando se casó con «mi mujer, Auxiliadora. Trabajadora, familiar, glamurosa, amiga de sus amigas, madre ejemplar, compañera y esposa, fuistes el amor de mi vida». Y sonó de fondo «Por ella» de José Manuel Soto. Fueron viniendo sus hijos y viviendo felizmente.

En 1995, su madre fue manola de la presidenta de las Amas de Casa, Pepita Torres. «Mi madre, Teresa la Rufa (¡qué disfrutaste puñetera!) qué semana de vestimentas y complementos exhibiste cuando de manola te vestiste, y con tu peina en el palco parecías una reina. Orgullosa siempre de sus hermanas, en ella encontrábamos esa mano que te ayuda a levantarte o esas palabras de aliento y positividad que con alegría te transmitía».

 

2007: la espina en su corazón

«En junio de 2007 la vida nos da un gran revés, el peor de todos, Auxi (mi mujer y madre de mis hijos) nunca se rendía, luchó hasta el final como la mejor guerrera pero el cáncer, le ganó la batalla…». El escenario rompió a aplaudir ante la emoción del pregonero. De fondo, «Como las alas al viento» de Rocío Jurado. Tuvo que bajar para abrazar a sus hijos.

En 2016 se desplazó a Vera Cruz «para que conociera esta parte de mi ciudad desconocida totalmente por mí, se caracteriza por sus calles estrechas y empinadas; sus casas blancas con patios llenos de macetas y azoteas». «Su gente hospitalaria, servicial y orgullosa de su barrio».

Momento en el que surge el pregonero más místico. «El papa Francisco, en una de sus homilías, dijo: No dejar vuestras mejores ropas para ocasiones especiales, sino usarlas a diario igual hacer con  vuestras joyas y una de las joyas más apreciada son: nuestros Mayores. ¡Sacarlos a la feria!».

«En 2020 de un día para otro mi familia pasa de ser 4 miembros a 10, tuve que tirar el tabique de la cocina pues no cabíamos. «Me dijo que me iba a ser abuelo, fue mi hija Cayetana, a los 2 meses mi hija Leticia nos comunica que la familia aumenta y al mes siguiente la gran sorpresa Cristina (la pareja de mi hijo) nos anuncia que está embarazada, a día de hoy tengo el mayor tesoro que con dinero no se puede comprar: mis 3 nietos: Jimena, Cayetano y Gala».

Gracias «a mis hijos por ser como sois, por todo lo que me habéis dado y os pido perdón por si en algún momento os he armado algún follón. Os quiero, os quiero con locura».

 

¡A la Feria!

Tras citar a su padre que les decía que siempre había que estar agradecidos a los pueblos de la comarca, dijo: «Llegó la hora. Dejar los problemas atrás, tiraos a las calles, ahora toca disfrutar, a bailar, a beber, a comer, a cantar todo con moderación. La Feria ha comenzado, todos al Real a encender las luces para dar la bienvenida a la Real Feria de Agosto de 2024. No tendré en mi vida días para agradeceros vuestro acogimiento y cariño».

Bajó de nuevo para entregar tres ramos de flores, dos a sus hijas y uno a su tía presente entre el público. Y si empezó con emoción, terminó con ese arte como mostró en todo su texto: «Este pregonero se despide de la mejor manera que sabe y no podía ser de otra que con un pasodoble español: ¡Que viva España de Manolo Escobar!».

Puso a todo el patio de pie que cantó con él el popular tema. Sin más, el alcalde Manuel Barón se fundió en un abrazo y le entregó una reproducción del Infante don Fernando al pregonero. Felicitaciones, foto de familia y al carrusel de la feria. Sólo le faltó que lo sacaran a hombros por la puerta grande del Ayuntamiento porque hizo un pregón de orejas y rabo… Compartió sus vivencias con la chispa de querer vivir y tener a los seres queridos en el corazón pase lo que pase…

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