El Alcalde ha tomado la medida de reducir los tiempos de los «ruegos y preguntas» a un moderado y suficiente minutaje, ampliando otra acertada medida anterior, que limitaba los minutos de cada intervención en los Plenos, tanto a los grupos de la Oposición como a su propio Grupo.
Aplaudimos la medida por dos razones: que un pleno del Ayuntamiento dure siete u ocho horas, no tiene sentido. Exponer un problema o una sugerencia, no precisa de esos discursos larguísimos que, tras interesar la exposición inicial, terminan por aburrir hasta a las ostras. Salvo ocasiones excepcionales, perfecto que se haya limitado la duración de cada exposición, su respuesta, su réplica y contrarréplica, a un tiempo prudencial… repetimos que salvo casos excepcionales.
Y más todavía, cuando muchas veces se presentan adhesiones o peticiones a los Gobiernos Regional o Central, como si esas mociones sirvieran para algo, como si nos fueran a hacer caso. Una cosa es que se encomiende –que no sabemos si se hace– a los representantes antequeranos en la Junta o en Las Cortes que gestionen alguna cosa, que busquen apoyos a determinados planes o necesidades de la Ciudad a la que, en definitiva, representan en dichos organismos, y otra esas adhesiones o protestas o lo que sea a lo que se debate en el Parlamento correspondiente. Un antiguo político que estaba en uno de esos sitios, nos comentó una vez «¡La pechá de reír que se van a dar cuando reciban este escrito!», nos decía aludiendo a uno de los casos que decimos.
Está bien que los concejales de los grupos minoritarios, hagan esos recorridos por la ciudad, por cada barrio, y tomen nota de las imperfecciones, roturas o carencias y las comuniquen a los responsables del equipo de Gobierno… aunque quizá estuviera mejor que lo dijeran sin esperar a los plenos, con lo que daría la sensación de que todos vamos a una, sin esperar a la denuncia en público, pero de cualquier manera, bien está. Sería perfecto, que de vez en cuando esos mismos concejales demostraran su eficacia haciendo, por su cuenta, gestiones en los organismos a que pertenezcan en beneficio de la ciudad y, ésas sí, se publicaran en los Plenos.
Y por el estilo otros asuntos que beneficiaran a nuestra ciudad. Pero vemos y escuchamos algunos temas que a lo mejor son exageraciones, pero es lógico que en los que los escuchan desde otros sillones del Salón, digan son ganas de hablar…por mucho «sin acritú» que tomen de la frase pronunciada por Felipe González en el Parlamento –¿O fue Guerra?–.
Que nos perdonen si nos metemos en su campo, cuando tantas tenemos que arreglar en el nuestro, pero la preferencia de los antequeranos quedó expresada en las urnas y la intención de los concejales, antes aludida de «colaborar», también. Por favor, Antequera, Antequera es lo que nos interesa a los antequeranos y lo que debe interesarles a nuestros representantes que no dudamos actúan con la mejor voluntad, aunque algunas veces cambien de objetivo, pasando de lo local a otros espacios…
